Ya se intuía que iba a haber tortas deportivas para hacerse con una de las tres plazas ofensivas del equipo esta temporada. La competencia es máxima y además, a diferencia del año pasado, no hay lesiones que le faciliten la tarea al entrenador. Tener tantas opciones es una bendición para Imanol, pero también le genera quebraderos de cabeza. Januzaj y Portu se pelean por un puesto y todavía falta Barrenetxea por entrar en la rotación. Y el donostiarra lo pide a gritos.
El canterano de 17 años ha tenido varios problemas físicos desde que comenzó la campaña que le han mermado y han provocado que Imanol se decantara por otras alternativas. Pero en cada entrenamiento y especialmente en cada partido amistoso celebrado en los parones, el extremo ha dado sobrados argumentos para contar con él. Es un futbolista distinto y esto lo saben los técnicos, que decidieron en su día hacerle ficha del primer equipo, lo que impedía que pudiera tener protagonismo en el filial cuando la situación lo requiriera.
Barrenetxea fue el mejor realista, de largo, el pasado jueves en el amistoso ante un equipo de Primera como Osasuna, cuyos defensores no hallaron la fórmula de pararle. Un mes antes, contra el Alavés en Tafalla, sucedió algo similar.
El concurso de Barrenetxea se limita a dos ratos, los últimos ocho minutos más el largo descuento de Mestalla en la primera jornada y los últimos 10 del último partido, ante el Getafe. En ninguna de las dos comparecencias pudo demostrar una calidad que está deseando demostrar.
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