Bodegas Tradición: de vinos con Velázquez y Goya


A veces creemos que lo sabemos todo, o casi todo, sobre un lugar, cuando lo que realmente sucede es que desconocemos muchos de sus grandes o pequeños tesoros. La catedral, el Alcázar, la Real Escuela Ecuestre, los claustros de Santo Domingo, la iglesia de San Miguel, el flamenco… Jerez de la Frontera ofrece siempre sus grandes y conocidos atractivos. Pero la experiencia que sugerimos esta vez se sale de lo habitual: se trata de un sorprendente paseo por el arte, la cultura, la historia y los grandes vinos jerezanos. 

Ver el archivo histórico-bodeguero más completo de la ciudad gaditana; los fondos fotográficos de época más notables de la localidad; una de las pinacotecas privadas más importantes de España; el sitio donde se producen algunos de los vinos más viejos del Marco de Jerez —los elaborados en la región vitivinícola situada en el triángulo formado por las localidades de Jerez del Frontera, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María—; todo, en un único lugar: Bodegas Tradición

Se llegue desde donde se llegue a la capital mundial de los vinos generosos, hay que procurar hacerlo temprano. Así se puede aprovechar para desayunar disfrutando, por ejemplo, de los magníficos churros de alguno de los puestos de la plaza del Mercado Central de Abastos. Otra opción es tomarse un mollete con manteca colorá, una zurrapa blanca, incluso una suculenta pringá en alguna de las muchas tabernas que se encuentran callejeando. 

Después dar una vuelta por la ciudad, es hora de acercarse a Bodegas Tradición. Fundadas en 1998 por Joaquín Rivero, documentalmente son herederas de la más antigua bodega de todo Jerez, que data de 1650. Estas no son unas bodegas al uso, son las únicas del Marco dedicadas en exclusiva a crear vinos V.O.S. y V.O.R.S. o, lo que es lo mismo, de más de 20 y 30 años de vejez, respectivamente, y que producen, según el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry, prácticamente la mitad de todos los grandes vinos añejos de Jerez. Si uno tiene suerte, será Helena Rivero —actual presidenta y propietaria de la bodega— quien ejerza de guía en este universo, y mientras cuenta la historia y el hacer del lugar irá dando a probar vinos de más de 40 o 50 años. Aquí se pueden conocer los grandes vinos de Jerez —los finos, amontillados, olorosos, los singulares palos cortados, el Pedro Ximénez, los viejísimos brandies…— y la manera en que se elaboran los generosos a través de las antiguas técnicas de soleras y criaderas y de los dos tipos de crianza que se realizan: la oxidativa y la biológica, con su misterioso velo de flor. “Se necesitan muchas generaciones para crear una bodega con grandes vinos de Jerez y muy pocos años en acabar con ella si no se cuida su calidad”, cuenta Rivero. 

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Helena Rivero, actual presidenta y propietaria de la bodega.

La visita a Bodegas Tradición, que dicho sea de paso hace honor a su nombre en todos los sentidos, ofrece disfrutar de muchos otros temas de gran interés histórico, artístico y cultural. Para empezar, en su entrada, en el espacio conocido como la Sacristía —tradicionalmente el lugar en el que se almacenaban los grandes vinos reservados para la familia—, hay unos raros azulejos y platos de cerámica pintados por Picasso; los primeros, durante su infancia y los segundos, en los últimos años de su vida. Hacia la mitad del recorrido se tiene la oportunidad de ver la mayor colección existente de fotografías antiguas sobre la vida y costumbres de Jerez de la Frontera y sobre el mundo del vino —incluye imágenes desde 1860 y más de 30.000 diapositivas—, todo exhibido en grandes pantallas digitales que varían el motivo cada pocos segundos. 

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Pilas de documentos en el archivo histórico que guarda Bodegas Tradición.

Otra de las sorpresas que depara el paseo es descubrir el incomparable archivo que conserva la bodega y que reúne documentos desde 1650 de incalculable valor, tanto histórico como sobre la actividad vinícola de la ciudad a lo largo de más de cuatro siglos. En su correspondencia comercial se pueden encontrar pedidos tan singulares como los realizados en su día por el rey Jorge III del Reino Unido o por el zar Nicolás I de Rusia. Mientras Manuel Marín, responsable del archivo, comenta interesantes anécdotas y confiesa que hasta el momento únicamente han podido estudiar el 30% de los fondos, muestra alguno de los más curiosos documentos que atesora, como, por ejemplo, un pedido realizado el 20 de mayo de 1808 por un cliente de Madrid en el que, aparte de solicitar el envío de vinos, realiza una auténtica crónica sobre los sucesos acaecidos en la capital el 2 de mayo en el levantamiento popular contra los franceses. 

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Visitantes en una de las salas de la pinacoteca de la bodega jerezana.

El plato fuerte artístico-cultural espera al final de la visita: la pinacoteca que creó Joaquín Rivero —el refundador de la bodega— a partir de 2005 y que su hija Helena ha ido enriqueciendo y catalogando a lo largo de los años. Una colección única y excepcional compuesta por más de 300 pinturas españolas de los siglos XIV al XIX. Entre las piezas que integran la muestra de alrededor de 60 obras que actualmente está en exhibición figuran firmas de la mayor relevancia: El Greco, Velázquez, Goya, Zurbarán, Murillo, Romero de Torres, Sorolla… 

Para concluir una mañana de excepción, nada mejor que comer en uno de los dos restaurantes que lucen una estrella Michelin en Jerez: Mantúa o Lú. En cualquiera de estos dos lugares maridarán perfectamente sus menús con toda clase de vinos de Jerez. Faltaría más.

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