Boris Johnson pierde el norte


Los que más le conocen han advertido siempre de que el talón de Aquiles de Boris Johnson es su necesidad de que la gente le quiera. Y su habilidad, acertar hacia qué lado sopla la opinión pública. Pero el combate de una pandemia requiere estrategia, cálculo y atinar en las decisiones, por muy impopulares que sean, y mantenerlas con firmeza. Y en un asunto como la pobreza infantil, capaz de conmover a los corazones más duros, el primer ministro se ha estrellado contra un muro. La campaña puesta en pie por Marcus Rashford (22 años), el delantero del Manchester United, para que todos los niños de Inglaterra que lo necesitan (un 17% de los alumnos) sigan disfrutando cada día del desayuno y almuerzo escolar gratuito durante las vacaciones del Half Term ha recibido ya el apoyo de más de 900.000 firmas.

Es la semana bimestral de descanso que disfrutan todos los colegios del Reino Unido y para muchas familias que apenas llegan a fin de mes con las ayudas públicas, una carga extra. Rashford, que ha vivido en carne propia la diferencia que puede suponer para un niño que su club deportivo o su colegio le garantice una comida al día en condiciones, logró poner de su lado al Gobierno en su primera campaña, antes de la pasada Semana Santa. Y de nuevo antes del verano. Esta vez, sin embargo, Johnson se ha dejado convencer por su ministro de Economía de la necesidad de tener más rigor en las cuentas.

Está convencido de que, con los más de 65 millones de euros que ha transferido a los gobiernos municipales desde que comenzó la pandemia, y con la subida extra del Crédito Universal (el pago mensual único que reciben las familias más desfavorecidas), se puede combatir la pobreza infantil. Y puede que las cuentas, sobre el papel y en frío, le den la razón. Pero con la llegada del invierno, Johnson ha vuelto a cometer la torpeza de emular al avaro Mr. Scrooge del Cuento de Navidad de Charles Dickens. El pasado miércoles, el Gobierno forzó a muchos diputados conservadores a votar a regañadientes en contra de una moción de la oposición laborista que reclamaba la extensión de las ayudas de comedor escolar. Fue rechazada por 322 votos contra 261. Solo cinco diputados se rebelaron, pero muchos más comenzaron a expresar su irritación y extrañeza por un movimiento de tal torpeza. “La gente quiere que sea el Gobierno quien lidere esta situación, y me temo que Downing Street va a tener que replantearse su decisión”, ha dicho el diputado conservador Bernand Jenkin, uno de los principales cabecillas de la revuelta. “Debemos admitir que hemos malinterpretado el ánimo de la ciudadanía respecto a este asunto”.

El líder de la oposición, Keir Starmer, ya ha anunciado su intención de llevar el asunto de nuevo a la Cámara de los Comunes. Se trata de entregar a las familias más necesitadas un bono de 15 libras esterlinas (poco más de 16,50 euros) que puedan canjear por alimentos en las principales cadenas británicas de supermercados. Una decisión que ya han tomado los Gobiernos autónomos de Escocia, Gales o Irlanda del Norte.

La campaña de Rashford ha sido secundada por centenares de restaurantes y empresas privadas, consejos municipales y ciudadanos de toda Inglaterra que han comenzado enviar sus aportaciones a los bancos de alimentos. Y Johnson se ha visto obligado a salir a escena pública este lunes para intentar explicar su decisión, pero también para sugerir que está dispuesto a dar su brazo a torcer, una vez más. Al menos para el próximo periodo vacacional, que será el de Navidades. “Entiendo completamente la cuestión del hambre infantil durante las vacaciones”, ha dicho. “El Gobierno hará todo lo que esté en sus manos para asegurarse de que ningún niño pase hambre este invierno durante las vacaciones, porque es algo que, obviamente, nos preocupa mucho”.

Hasta 2.000 médicos británicos han sumado sus firmas a la petición de Rashford, y en las últimas horas han surgido más políticos conservadores que han pedido a Johnson que se replantee su posición. A pesar de acusar de hipocresía a la oposición laborista por haber sumado fuerzas en la campaña, el ex viceministro conservador para Familias e Infancia, Tim Loughton, que se abstuvo en la votación de la semana pasada, ha asegurado en su página de Facebook que había tiempo de rectificar: “Todavía creo que sería mucho más fácil para el Gobierno mantener las ayudas previas al comedor escolar durante estos tiempos sin precedentes. Pretendo seguir haciendo presión para que la decisión cambie de cara a las vacaciones navideñas”.

Ajeno a la refriega interna de los conservadores, Rashford mantiene en ebullición su cuenta de Twitter (3,7 millones de seguidores) para celebrar cada nueva incorporación a su causa. A primera hora de la tarde de este lunes pedían respaldo a su petición los componentes del grupo Coldplay. “Gracias, Marcus, por tu fantástica campaña para convencer al Gobierno del Reino Unido para que dé comidas gratis a los niños más vulnerables durante las vacaciones escolares”.


Source link