Carlos de Inglaterra y Barbra Streisand, una mutua admiración que pudo convertirse en algo más

Una amistad singular y cargada de admiración. Así es la unión entre Carlos de Inglaterra, el heredero al trono británico, y la cantante y actriz Barbra Streisand. Una relación que se ha extendido durante 50 años y que, aunque ella ya había mencionado bromeando alguna vez, ahora ha contado con más detalles el príncipe.

Carlos, de 72 años, ha participado en un programa de Hospital Broadcasting Association, una cadena británica que emite en más de 180 hospitales de todo el Reino Unido. El heredero ha aprovechado la ocasión para destacar la labor de esa radio hospitalaria durante la pandemia, de la que ha dicho que ha proporcionado “consuelo y compañía” a lo largo de la crisis sanitaria. Además, el hijo mayor de Isabel II ha hecho una selección de algunas de sus canciones favoritas. Entre ellas, La Vie en Rose, de Edith Piaf; They Can’t Take That Away From Me, de Fred Astaire y Ginger Rogers; o Upside Down, de Diana Ross. Y además escogió Don’t Rain On My Parade, interpretada por Barbra Streisand en el musical Funny Girl (1968) y todo un clásico. De hecho, la actriz ganó el Oscar a la mejor interpretación femenina protagonista en 1969 por ese papel.

“Siempre he sido un gran admirador de la increíblemente versátil actriz y cantante Barbra Streisand”, reconoció Carlos. De hecho, contó que se conocieron hace casi 50 años, cuando él era un joven marino soltero de 25 años y ella (seis años mayor) ya estaba convertida en toda una estrella del cine y de la canción. “Allá por 1974, cuando servía en la Marina Real, como lugarteniente en la fragata HMS Jupiter [uno de los barcos de la Armada Británica], atracamos en Estados Unidos, en la base naval de San Diego, en California… y entonces me enteré de que ella estaba rondado la película Funny Lady, una secuela de Funny Girl, en los estudios de Warner Brothers. Tuve suerte de poder visitar el set de rodaje y conocerla allí”, recordó el príncipe. “Jamás olvidaré su deslumbrante, efervescente talento, su vitalidad única, el atractivo de su voz y su capacidad para actuar”, contó, colmando a Streisand de piropos. “Esta canción, Don’t Rain on my Parade, está por tanto cargada de recuerdos especiales de —casi no me atrevo a pensarlo— hace 47 años”.

Carlos y Barbra Streisand, en Wembley en abril de 1994.
Carlos y Barbra Streisand, en Wembley en abril de 1994.Mirrorpix / Getty Images

Con los años, el heredero y Streisand se volvieron a ver en algunas ocasiones. Tras ese primer encuentro, él se casaría siete años después con Diana Spencer, con quien tendría dos hijos y de quien se separaría en 1992 y divorciaría cuatro años después. En 2005 se casó en segundas nupcias con Camila, hoy duquesa de Cornualles. Por su parte, Streisand entonces estaba divorciada de su primer marido, Elliott Gould, con quien había estado casada entre 1963 y 1971 y con quien tuvo a su único hijo, Jason. Ese 1974 empezaría una relación de más de un lustro con el peluquero Jon Peters. En 1998 se casó con el actor James Brolin, con quien lleva unida 23 años.

Durante todos esos años, Carlos y Streisand desarrollaron una larga amistad, que llegó a ser especialmente cercana a mediados de los años noventa. En 1994 Streisand actuó en un gran concierto benéfico que Carlos organizó en el estadio de Wembley, y ese mismo año ambos coincidieron en una gala en Los Ángeles, donde las malas lenguas llegaron a situarles juntos en un lujoso hotel de la ciudad californiana. De hecho, según cuenta el diario británico The Times, en el año 1995 Streisand realizó una visita privada a Highgrove, en Gloucestershire, la gran casa de campo del príncipe, su favorita. Él llevaba tres años separado de Diana y ella no conocería a Brolin hasta 1996.

Más allá de lo estrictamente oficial, nada se podría llegar a saber de cómo fue la relación entre el príncipe y la artista… aparte de unas divertidas palabras que la propia Streisand pronunció en julio de 2019. En un concierto en Hyde Park, en Londres, hace dos años (el único que dio en toda Europa), la cantante hizo una broma sobre su amistad que dejaba entrever que había habido algo más entre ellos: “Si hubiera jugado bien mis cartas, podría haber sido la primera princesa judía”. Princesa no, técnicamente, pero quizá habría llegado a ser la duquesa Barbra. Un argumento propio de una de sus películas.


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