Carmen de la Maza, gran dama del teatro


Se fue una gran dama del teatro. Falleció ayer, viernes 14 de enero, a los 81 años, como consecuencia de una larga enfermedad, acompañada por sus hijos Agustín, Regina y Pablo. Abandona la escena una mujer que encarnó a aquella Mariana Pineda lorquiana de principios de los años ochenta que recorrió escenarios de Estados Unidos, Alemania y Holanda, la actriz que encarnó a la mujer de Paco Rabal en la serie de televisión Juncal, la cómplice en cine y televisión de Jaime de Armiñán, director con el que siempre tuvo una especial conexión.

Carmen de la Maza, que siempre se mostró muy orgullosa de haber trabajado junto a Adolfo Marsillach en la representación de El Tartufo, de Molière, creció en una familia en la que se respiraba arte. Lo cual no impidió que tuviera que ocultar a su padre, el ilustre guitarrista Regino Sáinz de la Maza, concertista, compositor, investigador y devoto de la guitarra española, su participación en los ensayos de Ejercicio para cinco dedos, de Peter Shaffer, uno de los primeros montajes en los que participó.

Su abuela fue Concha Espina (Santander, 1869-Madrid, 1955), escritora, poeta y dramaturga, autora de La esfinge maragata y de El metal de los muertos, novelista que llegó a estar propuesta en nueve ocasiones para el premio Nobel de Literatura y que fue candidata en tres ocasiones (1926, 1929 y 1931).

Nacida en San Sebastián el 23 de agosto de 1940, pero instalada en Madrid desde su más tierna infancia, Carmen de la Maza alcanzó la popularidad tras su participación en aquellas míticas representaciones teatrales para la televisión de Estudio 1 y Novela de la España en blanco y negro de los años sesenta y setenta. Fue precisamente en el espacio dramático Novela, de RTVE, donde se produjo la notable conjunción de buena parte de los talentos familiares: en El Jayón, obra firmada por la abuela, Concha Espina, y adaptada y dirigida por su marido, el director de cine Agustín Navarro (1926-2001), vivió la ilusión de compartir cartel con su hijo pequeño, entonces un chavalín, el hoy músico Pablo Navarro. La música del montaje la firmaba Regino Sáinz de la Maza, su padre. Todo quedaba en familia.

Carmen de la Maza participó en películas como Más allá del jardín, de Pedro Olea, Los pájaros de Baden-Baden, de Mario Camus, o Airbag, de Juanma Bajo Ulloa. También en series de televisión como Hospital Central o El comisario. Pero siempre fue, ante todo, una actriz dramática, consagrada al gran teatro.

En los inicios de su carrera se sintió un tanto atrapada en aquellos papeles de chica guapa o de señorita fina en los que la trataban de encasillar. Por eso se lanzó a fundar, a finales de los años setenta, su propia compañía teatral, Retablo, con la que navegó a contracorriente junto al director José Díaz. Ahí fue cuando empezó a decantar su potencia como actriz dramática, en montajes de Max Aub, Arnold Wesker o Lope de Vega.

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SuscríbeteLa actriz donostiarra Carmen de la Maza, conocida por sus papeles en ‘Estudio 1’, ‘Juncal’ o en la película ‘En septiembre’, de Jaime de Armiñán.PACO TORRENTE (EFE)

Fruto de esa fructífera etapa es su Mariana Pineda, de Federico García Lorca, tal vez el papel más emblemático de toda su carrera. Estaba enamorada de la fuerza de ese personaje, la granadina de 26 años condenada a muerte por defender la causa liberal, por tener una bandera bordada por mujeres del barrio del Albaicín con las palabras Libertad, Igualdad y Ley en aquella España del siglo XIX.

Carmen de la Maza fue una actriz sensible a la que le gustaban los papeles difíciles, el reto de enfrentarse a los grandes clásicos, como El Rey Lear, de William Shakespeare. Le gustaba llegar al camerino muy pronto, y ponerlo enseguida a su gusto, con velas, fotos de sus hijos, fotos suyas, de montajes previos. Su hijo Agustín Navarro la describe como una mujer “muy íntegra y cariñosa” que tendía a rehuir los focos, el famoseo y las fiestas de los estrenos. A ella no le gustaba pisar alfombras, prefería pisar los escenarios.


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