El Vaticano respondió este miércoles a los críticos del Papa emérito Benedicto XVI, bajo escrutinio por su manejo de los abusos sexuales en Alemania hace décadas, acusándolos de buscar un chivo expiatorio sobre lo que debería ser un “examen colectivo” del pasado de la Iglesia católica.
El Vaticano esperó casi una semana para emitir una respuesta sustantiva tras el informe del jueves pasado sobre los abusos en la arquidiócesis de Múnich entre 1945 y 2019.
Ese informe dijo que el entonces cardenal Joseph Ratzinger no tomó medidas contra los clérigos en cuatro casos de presuntos abusos cuando era arzobispo de la ciudad entre 1977 y 1982.
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En un comentario, el director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, defendió con firmeza la trayectoria de Benedicto XVI desde que dejó Alemania para convertirse en jefe doctrinal del Vaticano y luego como Papa entre 2005 y 2013.
“Ratzinger, (…) como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ya había combatido el fenómeno en la última fase del pontificado de San Juan Pablo II (…) y una vez convertido en Papa, promulgó normas muy duras contra los abusadores clericales, leyes especiales para combatir la pedofilia”, escribió Tornielli en los medios oficiales del Vaticano.
Al presentar el informe encargado por la Iglesia el pasado jueves, el abogado Martin Pusch dijo que Ratzinger no había hecho nada contra los abusos en cuatro casos y que no parecía haber mostrado ningún interés por los perjudicados.
En su comentario, Tornielli, quien tiene la atención del actual Papa Francisco, dijo que las reconstrucciones de hechos de hace mucho tiempo contenidas en el informe de Múnich ayudarán a combatir la pedofilia en la Iglesia si no se reducen a la búsqueda de chivos expiatorios fáciles y juicios sumarios“.
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El lunes, Benedicto XVI, quien ahora tiene 94 años, está enfermo y vive en el Vaticano, reconoció que había asistido a una reunión de 1980 sobre un caso de abusos sexuales en Múnich, diciendo que había dicho por error a los investigadores alemanes que no había estado allí.
Su secretario privado, el arzobispo Georg Gänswein, dijo que Benedicto XVI sí asistió a la reunión, pero que la omisión “fue el resultado de un descuido en la edición” de una declaración de 82 páginas enviada anteriormente a los investigadores alemanes.
Tornielli dijo que había que evitar los juicios apresurados y los chivos expiatorios para que todos pudieran “contribuir a la búsqueda de la justicia en la verdad y a un examen de conciencia colectivo sobre los errores del pasado”.
Reuters
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