¿Cuál es el origen de la expresión “encontrar a tu media naranja”?

¿Cuál es el origen de la expresión «encontrar a tu media naranja»? Esta es una expresión muy popular en España que tiene que ver con el amor y el hecho de encontrar a esa persona que podría ser (utilizando otra expresión muy conocida) nuestra «alma gemela». Sin embargo, no todo el mundo sabe de dónde surge o porqué la utilizamos. Os lo explicamos a continuación.

Origen de «encontrar a tu media naranja»

Encontrar a tu «media naranja» implica dar con esa persona que es tu otra mitad. Tomas una naranja la partes por la mitad y en el caso de que las volvieras a unir, la naranja volvería a estar completa. Si extrapolas esa imagen al amor, es como si cada uno de nosotros fuera por la vida siendo la mitad de un cítrico y cuando encuentra a la persona adecuada, la naranja se completa. Una metáfora bastante sorprendente si lo analizas como hemos hecho cuyo origen es bastante antiguo. En concreto, surge en Grecia.

La expresión aparece por primera vez en una obra de Aristófanes, llamada «El Banquete». En dicho texto Aristófanes explica que los humanos al ser tan perfectos tienen forma esférica y los compara con las naranjas. Pero no sólo eso, también tienen dos caras (una a cada lado de la cabeza), así como cuatro piernas y cuatro brazos para poder moverse mientras rodamos.

Según el texto platónico de Aristófenes, los humanos eran entonces como Dioses, algo que a Zeus, el máximo Dios del Olimpo, no le gustó para nada por lo que envió un rayo a los humanos que hizo que se partieran por la mitad y que se tuvieran que pasar el resto de nuestros días deambulando por el mundo buscando a su otra mitad.

Pero el rayo de Zeus hizo que cada persona acabara partida sin que realmente fueran mitades perfectas. Por ello solicitó a Hermes que cosiera el pellejo de cada humano alrededor de su propio ombligo. Y después, le hizo otro encargo. Que les girara la cara para que pudieran verse el sexo, de modo que en el caso de encontrar a su mitad, pudieran tener relaciones y completarse.

De este modo, el castigo de Zeus hizo que los humanos tuvieran que pasar su vida buscando a la persona que les completara para poder decir que volvían a ser seres enteros como lo eran originalmente.

La historia tiene además un final con «letra pequeña» dado que los rayos de Zeus están siempre vigilantes con el fin de que hagamos del amor algo que nada tenga que ver con la arrogancia o la soberbia. Por ello, si encontramos a nuestra media naranja, debemos ser felices por haber encontrado a quien nos completa y no volvernos arrogantes. En caso de que así sea, Zeus podría mandarnos otro rayo, para esta vez dejarnos sin un brazo o sin una pierna.


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