Un grupo de senadores demócratas y republicanos ha alcanzado este martes un acuerdo para introducir un mayor control en el uso de armas en Estados Unidos. Es el primer consenso en décadas en la materia entre ambos partidos y permitirá, si finalmente es aprobado por la Cámara Alta, poner coto al uso de estas por parte de personas con antecedentes o con problemas de salud mental.
El texto, de 80 páginas, es fruto de varias semanas de negociaciones en medio de la presión social a la luz de la última oleada de violencia armada, que ha incluido una matanza en Búfalo, en el Estado de Nueva York, llevada a cabo por un joven de 18 años que, armado con un fusil de asalto, se presentó en un supermercado movido por motivaciones racistas y mató a 10 afroamericanos, y por el asesinato a manos de otro muchacho de 18 años de 19 alumnos y de dos profesoras de una escuela primaria de Uvalde (Texas). Ambos sucesos provocaron la reacción enérgica del presidente, Joe Biden, que en un discurso a la nación exigió al Congreso que tomara cartas en el asunto.
Entre lo que Biden y los miembros de su partido pretendían (entre otras medidas: subir la edad legal para comprar armas de 18 a 21 años y prohibir los fusiles de asalto y los cartuchos de gran capacidad) y lo que finalmente ha acordado ese puñado de senadores media una notable distancia. Pero no les queda otra que conformarse. Para sacar adelante el más pequeño compromiso sobre el tema —la Segunda Enmienda, que reconoce el derecho a usar armas y es una de las líneas rojas del electorado republicano—, se precisa de 60 votos en el Senado, en virtud del filibusterismo, que exige mayorías cualificadas para sacar adelante leyes de calado.
El Partido Demócrata solo tiene 50 escaños actualmente, y ni siquiera suele lograr que todos sus miembros voten en la misma dirección. Sin ir más lejos, en el último intento de sacar en la Cámara alta una norma para regular el uso de las armas, el senador Joe Manchin III, de Virginia Occidental, que acostumbra a pensar fuera de la línea que fija la disciplina de partido, se posicionó en contra de la iniciativa.
El proyecto de ley propone mejorar la verificación de antecedentes, y da a las autoridades hasta 10 días hábiles para revisar los registros de salud mental y de comportamiento juvenil de los compradores de armas menores de 21 años. También provee de fondos federales para ayudar a los estados a hacer cumplir las llamadas leyes de bandera roja, que permiten autoridades a confiscar temporalmente las armas de personas consideradas peligrosas. La medida incluye también, por primera vez, la prohibición de comprar armas a los culpables de un delito de violencia machista. Este ha sido, aparentemente, uno de los temas que mayor debate ha despertado entre los legisladores.
A estos les espera una carrera contra el reloj para lograr aprobar el texto, antes de que el Senado coña sus vacaciones a tiempo de celebrar el 4 de julio. El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, ha prometido que la cámara actuará con rapidez. Biden, que cuando era senador logró sacar en 1994 la última ley restrictiva con el uso de las armas en el país, ha dicho que apoya la iniciativa y que tiene pensado firmar la nueva norma.
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