Dillon Brooks, el villano de España que Jordi Fernández ha hecho resurgir

Dillon Brooks, el villano de España que Jordi Fernández ha hecho resurgir

-¡Sauga City, en pie chicos!-, gritaba Dillon Brooks al final de su entrevista con Sportsnet tras el pase de cuartos de final de Canadá contra España y sus 22 puntos, tratando de agitar las masas con el apodo con el que se conoce su Mississuaga natal, al lado de Toronto. Brooks era el notas de siempre, era Brooks. Después de un tiempo de haberlo dejado de ser.

En pleno agosto, como dejándose llevar por la calma chicha que rodea las faraónicas instalaciones del OVO Ahletic Center de Toronto justo frente al Lago Ontario y la pereza a que invita el calor húmedo de la ciudad, Dillon Brooks caminaba con paso ganso por las pistas en el inicio del ‘training camp’ de Canadá hablando con uno y con otro tranquilo y hasta mustio para lo que es él, despeinado como el que no lleva bien una resaca tras muchas noches de desenfreno como las que se marcó él en la NBA pegándose y discutiéndose con unos y otros. 

Dillon Brooks, en el inicio de los entrenamientos de la selección canadiense

Toni Canyameras

Mostrando también un poso tranquilo en su primera comparecencia del verano como parte de la selección canadiense ante los periodistas, tono bajo y ninguna palabra más alta que la otra aunque se le veía animado. “El baloncesto FIBA es divertido”, decía, sincero pero sin estridencias Brooks, modosito también últimamente en las redes.

Brooks parecía tomarse un verano de desconexión de Brooks, del odioso personaje que encarnó en una frenética temporada en la que se proclamó el ‘chico malo’ de la NBA con todas las de la ley, abrazando el papel con un sinfín de fechorías y algunas de ellas barriobajeras como un empujón a un fotógrafo y las agresiones testiculares a Donovan Mitchell y LeBron James.

Fue el alero a por lana con el ‘6’ con constantes provocaciones – le llegó a llamar “viejo”-, para salir trasquilado entre la eliminación de los Memphis Grizzlies a manos de los Lakers en primera ronda de playoffs, con el buen rendimiento de ‘The King’ y su paupérrima actuación en la serie, con 10 puntos de media y pésimos porcentajes en lanzamientos con un 31% en tiros de campo y un 23,8% en triples.

A todo ello, se le sumó la especie de patada que le dio Memphis no renovándole, filtrando ese breve pero significativo y malvado matiz de que no le extendería el contrato bajo “ninguna circunstancia”. Y aunque encontró hogar en los ilusionantes Rockets en la agencia libre a razón de 4 años y 80 millones, bajó un peldaño al pasar de unos Grizzlies que estarán por lo menos en la segunda línea de favoritos al anillo a unos Rockets que encadenan 3 años sin jugar la fase por el título.

Así que Brooks tenía motivos para estar un tanto tristón y mantenerse silencioso como jamás lo ha sido. Pero, en su lineal y aburrido discurso para quién es, la expresión le cambia al hablar de Jordi Fernández.

“Es un chico gracioso. Le gusta hacer bromas, nos hace entender las cosas y su filosofía es fantástica. No puedo esperar a jugar”, destacaba el polémico alero a MD. “¿Un ejemplo de broma? Estamos en un ejercicio (por equipos) y pregunta quién empieza. Si los azules dicen que ellos, él decide que no, que el otro equipo, y todos nos reímos y ya estamos con ganas de hacer el siguiente ejercicio”, agregaba Brooks.

Apenas habían intercambiado un par de conversaciones con Jordi, pero, viendo lo primero que dijo el entrenador de Badalona de él, surgió esa chispa, ese ‘feeling’ que nace el primer día entre dos personas o ya no brota jamás.

“Es un competidor y este equipo necesita un Dillon Brooks, sin duda”


Jordi FernándezSeleccionador de Canadá

“Siempre ha sido un jugador que he pensado que me gustaría entrenar. Es muy competitivo, muy físico, y tras el mes de contacto con él y estos tres días que he estado con él, le querría entrenar el resto de mi vida y con eso te lo digo todo. Es un competidor y este equipo necesita un Dillon Brooks, sin duda”, soltó el seleccionador de Canadá.

Cuando más estaba de moda odiar al controvertido jugador, Jordi le dio amor. Y, cuando la exigencia apretaba y la presión agobiaba en el reñido y dramático duelo contra España, con la narrativa recordando el histórico derrumbe de Canadá en los momentos decisivos, resurgió el Brooks por todos conocido con su mirada desafiante y su escenografía de gestos picantes pero a la vez la punzante navaja suiza en ambos lados de la cancha que desangra a los rivales, el molesto villano en todo su esplendor degradado a hazmerreír en los playoffs por su raquítico desempeño en pista: 22 puntos con un 8/12 en tiros y un 3/3 en triples con también 5 rebotes, 2 asistencias, 3 robos y 1 tapón. Más el mejor más-menos en cancha de Canadá con un +13 y un triple que cayó en España cual daga al significar el empate a 80 a falta de 1:20 para el final, firmando 11 tantos en el último parcial.

“Es el mejor partido de mi carrera considerando lo que estaba en juego”, resaltó nada más terminar el alero, de quien se adivinaba lo que sufrió la última temporada en la NBA pese a que fue él el que se ha empecinado en ser villano: “Viniendo de un año duro con mi antigua plantilla fue fantástico refrescarme con la sangre canadiense. Chicos que creen en mí, chicos que confían en mí”, destacaba también el alero manifestando cierto orgullo patriótico.

No tan productivo en anotación en los cuatro partidos anteriores y además desinflándose -12 puntos, 10, 6 y 2-, Brooks se puso firme contra España, haciendo olvidar al tosco tirador que fallaba todos los triples liberados que con tanto gusto le invitaban los Lakers a tomar para llegar a meter tiros exteriores sobre bote para finalizar con un perfecto 3/3, elegante penetrando, desesperante defendiendo exhibiendo su polivalencia sacando rédito del mayor contacto físico permitido en FIBA y presumiendo de eso que se tiene o no se tiene: contagiar con su energía a sus compañeros.

“Brooks fue premiado por los dioses del baloncesto”


Shai Gilgeous-Alexander

Entre ellos, un Shai Gilgeous-Alexander encantado de tener a tal escudero para complementar sus 30 puntos y que no escatimó en flores hacia su compañero:

“Él es un líder. Él hace las cosas correctas en la pista y juega con la energía adecuada. Él es el chico que siempre quieres tener en tu equipo. Las cosas no le han ido bien durante el torneo y en el último mes y medio, pero él tuvo la energía adecuada, hizo las cosas correctas para el equipo y fue premiado por los dioses del baloncesto”, advirtió la estrella de Oklahoma City Thunder en declaraciones recogidas por Yahoo.

Jordi Fernández ha estimulado al Dillon Brooks de verdad pero logrando que el alero vierta su energía e innumerables intangibles en la cancha, de cara para él contexto con la baja de Jamal Murray, que le abrió seguramente de par en par las puertas del quinteto titular. Sin subestimar las maravillas de Shai, ha logrado con su acierto y arrojo que Canadá olvide a un base del calibre de Murray Brooks, que lanzó una seria proclama.

“No hemos terminado, queremos ir a Filipinas para ganar el oro y hacer historia”, proclamó el alero resurgido con Jordi Fernández tras un verano en silencio. Eso que dicen de desconectar para volver a conectar. Brooks vuelve a ser Brooks.




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