El 20 del Athletic vuelve a marcar

Y el dorsal 20 del Athletic volvió a celebrar un gol. Un número ligado a los killers en San Mamés. La última vez fue en la ya lejana media chilena de Aduriz contra el Barça, olvidada para la FIFA de cara al Premio Puskas. El testigo lo recogió Villalibre en Getafe en un cabezazo que bien podía haber firmado Aritz. Su primera diana del curso. El donostiarra colgó las botas en verano, cedió los honores del 20 a uno de sus discípulos más aventajados y seguro que ayer esbozó una sonrisa y se alegró infinitamente allá donde estuviera viendo el encuentro. De zorro a búfalo.

Villalibre tuvo varias opciones de marcar contra el Betis, no acertó pero estuvo en todas las salsas. Se ganó la continuidad, al igual que todos porque Garitano repitió el once. A diferencia del pasado lunes, el delantero mandó el balón a guardar en la red en la primera que tuvo. En un córner, como en Cornellà el pasado ejercicio, aunque muy distinto. Aquel fue por abajo. En Getafe llegó por arriba. El búfalo se ganó el hueco tras batallar con un roble uruguayo como Arambarri y atinó con la testa.

Un comienzo a pedir de boca. Como ante el Betis, pero no. Porque a los verdiblancos y a los azulones les separa un océano en su propuesta. A pesar de mandar en el marcador, el Athletic no encontró con tanta facilidad los espacios. Eso sí, manejó el partido a su antojo hasta el descanso. Poco más pisó el área Villalibre, a partir de entonces se vio obligado a fajarse en otras zonas. Habitualmente de espaldas. Siempre generando situaciones de ventaja para los suyos. Incluso dejó un par de destellos. Un control de tacón que derivó en una falta peligrosa, en la que Iñigo Martínez rozó el segundo, y luego tirando un caño en el centro del campo.

Tras el descanso, sin embargo, no hubo ni rastro del búfalo ni del resto de sus compañeros. Ningún remate. El Athletic, un poco por decisión propia y otro poco por la presión del Getafe, replegó sus filas. La consecuencia fue que Villalibre se convirtió en un islote en el Coliseum. Sin ninguna posibilidad de combinar, demasiado alejado del esférico. Todos los pases que le tenían como destino eran sin ventaja. Incluso fue la referencia para peinar los balones largos de Unai Simón.

No había presa a la vista, de modo que el de Gernika tuvo que reinventarse y arrimar el hombro con otras facetas. Por ejemplo, sacando balones en el área propia en un saque de esquina local. El Getafe terminó por hallar el premio del gol para salvar un punto mientras el Athletic no era capaz de conectar con su gente de ataque. Villalibre permaneció los noventa minutos en el verde a pesar de que acabó “cansado”, tal y como reconoció Garitano. Es la primera vez en sus 35 actuaciones de Liga como león que completa íntegramente un encuentro. Llegarán más.


Source link