El fútbol, aunque se piense lo contrario, no se reduce única y exclusivamente a ganar, perder o incluso empatar partidos. La auténtica esencia de este y otros deportes trasciende más allá del resultado cuando el concepto amateur o aficionado impera sobre el profesional. De lo que se trata es de pasar un buen rato con los amigos, incluyendo al ‘rival’ de turno y sus aficionados en el mismo lote.
Hace unos días, con el asunto de la inauguración de la Peña
Genuine
del
Athletic
Club sobre la mesa, uno de los responsables de esta brillante iniciativa presumía (si es que este verbo puede ser utilizado en caso semejantes) de que el equipo bilbaíno es el que ha ganado el Trofeo
a
la
Deportividad durante las dos primeras ediciones de la llamada Liga
Genuine. Un título que, visto lo visto y escuchado lo escuchado, enorgullece a toda la familia rojiblanca que participa en la experiencia mucho más que haberse proclamado campeones.
“Nuestra peña nace con la idea no solo de dar visualización al día a día de nuestro equipo, animarle tanto en Lezama como en sus desplazamientos, sino también crear y participar en eventos sociales de nuestro entorno, difundiendo el carácter de nuestra Peña para el contagio de otros clubes o entidades”. Amén.
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