El Athletic pasó de la agonía a la ilusión malograda

Resulta curioso. Con los números en la mano, este Athletic era de una inimaginable presencia europea, pero la realidad dictaba otra situación. Un simple empate a 0 en el Sánchez Pizjuán habría valido para lograr el billete a la competición continental y aun así los cifras habrían tenido un carácter negativo. Los rojiblancos han terminado la Liga con 41 goles a favor y 45 en contra. Con poco acierto realizador ha llegado muy alto gracias a que con el cambio de entrenador hubo rearme de unos principios tan básicos como son los defensivos. Si al inicio de la temporada había deseos, lógicos, de Europa, hasta el final se peleó por la batalla. Con el comportamiento de Ave Fénix que ha experimentado el equipo, y visto lo visto, la campaña alcanza como mínimo un notable. Le faltó la guinda, pero también algo más.

Revolución

Con la llegada de Berizzo y el entusiasmo que generó en la plantilla según sus propios protagonistas, se certificó paso a paso que su modo de juego era de más que dudosa implantación entre los leones. Se sucedía la sangría, los rivales llegaban a la meta de Simón -Herrerín se perdió el arranque liguero por lesión- con frecuencia y el proyecto se hundía paulatinamente hasta que llegó el remate con la derrota ante el Levante (3-0). A principios de diciembre hubo que terminar con el proyecto Berizzo en vísperas de las elecciones presidenciales.


El resumen del curso del Athletic en números


El resumen del curso del Athletic en números

El equipo estaba instalado en los 11 puntos después de 14 jornadas, en la tercera posición por la cola. Había que cambiar el modelo y se apostó por Garitano, sinónimo de reacción inmediata. Ya ganó en su estreno frente al Huesca en Copa (0-4) y en el debut liguero, más de lo mismo tras imponerse al Girona de penalti en el descuento.

Así empezó a regenerarse el equipo, pasando de los 14 goles a favor y los 23 en contra con Berizzo a los 27 y 22 con el entrenador de Derio, con bastantes más partidos a sus espaldas -14 frente a 24-. De una pírrica victoria -ante el Leganés y a última hora-, se pasó a una docena con Garitano.

Con estas cifras no es de extrañar que la escalada tuviera efecto, y con una rapidez que sorprendiera a propios extraños. Con el míster de Derio no se estuvo de nuevo en puestos de descenso y en la jornada 21 incluso ya estaba décimo el Athletic, que fue certificando su progresión hasta llegar a la séptima plaza, en la que permaneció seis semanas, hasta la cita de Sevilla.

Cambio de estilo

Con un bloque muy definido, con ambas bandas bien reforzadas recurriendo en muchas ocasiones a Capa y De Marcos por la derecha ya veces a Yuri y Balenziaga por el flanco izquierdo, sin concesiones defensivas -resultó llamativo que tanto Córdoba como Williams dijeran que el equipo estaba más ordenado en el partido de estreno de Garitano-, con juego vertical, rápido y coberturas ordenadas el equipo pitó mucho mejor y hasta firmó encuentros de mucho mérito, como los triunfos ante Sevilla, Betis, Eibar, Atlético de Madrid o el empate con el Barça. Ya no había sangrías en materia defensiva y fuera se ganó en cuatro ocasiones -Celta, Huesca, Girona y Leganés-.

La maquinaria funcionaba a pesar de la larga lesión de Aduriz desde enero. Hasta la suerte se ponía a veces del lado de los rojiblancos, a diferencia de lo que ocurría con Berizzo.


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