El barco a la deriva del ‘Capitano’


Hay victorias más amargas que algunas derrotas. Matteo Salvini, líder de la Liga, el hombre que hasta hace unos meses dominaba todos los sondeos en Italia, notó ese extraño sabor la tarde de este martes cuando asistió al recuento y al resultado estratosférico del candidato de su partido en Véneto. Luca Zaia (Conegliano, 52 años), un barón curtido en la vieja Liga Norte de Umberto Bossi, logró hacerse en las elecciones regionales celebradas el domingo y el lunes con el 76,8% de los votos frente al humillante 15,7% de su rival directo del centroizquierda. El problema es que Zaia no comulga con los métodos de Salvini, con su estrategia populista de expansión en el sur del país ni con su manera de afrontar la crisis de la covid. Quizá por eso, se presentó a los comicios con una lista personal en coalición que obtuvo el triple de apoyos que la marca original del partido. Un bofetón electoral que llega de dentro y que será difícil de ocultar en las próximas semanas.

La victoria de Zaia es la de un estilo distinto dentro de la Liga: moderado, europeísta, liberal y basado en la eficacia de la gestión. Véneto, entre otras cosas, ha sido la región que mejor ha pilotado la crisis sanitaria en Italia. Mientras la curva de contagios fue al inicio calcada a la de Lombardía —donde gobierna Attilio Fontana, un hombre de Salvini—, la evolución ha terminado siendo infinitamente mejor que la de su vecina. Una eficacia debida a la velocidad de actuación, los test masivos y el talento de Andrea Crisanti, uno de los virólogos de cabecera de Zaia (aunque luego hayan acabado distanciándose). Sucedió mientras Salvini seguía minimizando el impacto del virus y asistiendo a mítines y besamanos sin ponerse la mascarilla.

Zaia es un pata negra de la Liga. Hijo de una familia humilde —su padre era mecánico— de la provincia de Padua, formado en las filas del partido desde muy joven —entonces organizaba fiestas— de la mano de Umberto Bossi, fue prosperando en elecciones municipales. Conoce al milímetro el territorio y empatiza con los ciudadanos. Licenciado en la escuela de Enología y de Ciencias de la Producción Animal, se sirvió de ese conocimiento para ser ministro de Agricultura entre 2008 y 2010 en uno de los Gobiernos de Silvio Berlusconi. Hoy afronta su tercer mandato y es el segundo político más valorado de Italia, por detrás del primer ministro, Giuseppe Conte.

Tras los resultados, los socios de Salvini comienzan a hablar abiertamente de su liderazgo dentro de la coalición. También del peso que debe tener su partido en la toma de decisiones del artefacto que forman las tres formaciones. Renato Brunetta, diputado de Forza Italia y peso pesado del partido de Silvio Berlusconi, no tiene dudas del cambio que se abre: “Habrá que plantear un gran debate sobre su peso y el de la Liga en la coalición. Su línea política, que ha imprimido a todo el centroderecha, ha perdido el empuje: cayó en Emilia Romaña, en Toscana… Pero es que en Véneto también ha perdido, porque su lista es un tercio de la de Zaia. Su estrategia para la Liga nacional no existe. Y la Liga en el Norte ya no es Salvini: es Zaia. Y eso es un elemento muy fuerte a tener en cuenta. Así que tendrá que hacer las cuentas en su propia casa, pero nosotros deberemos hacerlas también en el nuevo equilibrio de la coalición”.

La visión del presidente de Véneto sobre la Unión Europea y sobre la utilización de los recursos que brinda el Mede (el Mecanismo Europeo de Estabilidad), por ejemplo, son sustancialmente distintas de las de su jefe. “No lo dice en público, pero está a favor de su utilización”, señalan fuentes de su entorno. Véneto siempre ha sido un verso suelto dentro del partido —en su logo se llaman Liga y no Lega, y llevan el León de San Marcos—, pero las tradicionales diferencias ahora empiezan a ser un ejemplo a seguir por el resto del partido.

Reequilibrio

En la Liga hay distintas corrientes que comienzan también a mostrar su desacuerdo con algunas de las decisiones de Salvini. Hombres como Giancarlo Giorgietti, a quien el propio Salvini colocó como jefe de gabinete durante el año que gobernaron en Italia con el Movimiento 5 Estrellas (M5S), han cuestionado ya sus decisiones. Un histórico diputado lombardo del partido, conocedor de las dinámicas internas, lo resume así: “Formalmente, no cambia nada. Zaia dice que seguirá siendo el gobernador y Salvini el capitán [como le gusta que le llamen]. Pero, en realidad, ya nada será como antes dentro de la Liga. La victoria de Zaia es la de un estilo distinto, más moderado y pragmático. Y si echas un vistazo a los votos de Véneto, donde Zaia ha querido distanciarse de él, este estilo es el ganador”.

En la coalición de derechas ya pocos dudan de que el Gobierno de Giuseppe Conte, formado por el PD, el M5S e Italia Viva (el partido de Matteo Renzi), tiene muchas posibilidades de agotar la legislatura. El adelanto electoral pasaba por un zarpazo de la derecha en las regionales, algo que no ha sucedido —de las seis principales regiones en liza se han repartido tres cada bloque—. “Es evidente que durante ese tiempo habrá una corriente interna en la Liga que intentará derrocarle”, señala un miembro de la coalición.

Hermanos de Italia, el único de los tres partidos que ha mejorado sustancialmente sus datos —ha logrado hacerse con la región de Las Marcas, en manos del PD hasta ahora— cree que habrá que reequilibrar las fuerzas cuando se acerquen las elecciones políticas. Guido Crosetto, uno de sus tres fundadores cree que “habrá que unir algo más el centroderecha”. “Se ha mostrado demasiado dividido. Cada uno interesado en el destino de su propia marca. Y sí, claro, cuando elijamos nuevos candidatos habrá que reequilibrar los pesos con la situación actual”, advierte. Y en ese reequilibrio, quizá después de dos o tres años, Zaia podría emerger ya con fuerza.


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