El candidato del Partido Demócrata, el senador Raphael Warnock, ha derrotado a su rival republicano, Herschel Walker, en la segunda vuelta de las elecciones a un escaño para el Senado de Estados Unidos en el Estado de Georgia, según las proyecciones de varios medios estadounidenses. Con este triunfo, el partido del presidente Joe Biden afianza su control de la Cámara Alta, al lograr 51 de los 100 asientos, y ya no dependerá de que la vicepresidenta Kamala Harris emita el voto del desempate.
El triunfo también permite que los demócratas obtengan un mayor control de los comités del Senado, en lugar de repartir los puestos por la mitad como ocurría hasta ahora. Un factor que beneficia, y mucho, a la Administración Biden, que verá muchos menos obstáculos para los nombramientos de los altos cargos que por ley deben recibir el plácet de la Cámara Alta.
La importancia de la cita electoral quedó reflejada en la alta participación, para una segunda vuelta de unas elecciones legislativas. Acudieron a votar cerca de 3,8 millones de personas en un estado de diez millones de habitantes. En la primera vuelta el 8 de noviembre, en la que estaba en juego el control de las dos cámaras del congreso, la gobernación del estado y el parlamento local, la participación había rondado los cuatro millones de personas.
El reverendo Warnock en su último evento de campaña en Atlanta, este lunes, antes de las elecciones.CHENEY ORR (REUTERS)
Warnock, un reverendo bautista que predica en la iglesia Ebenezer -donde le precedió el líder del movimiento por los derechos civiles, Martin Luther King- se impuso a Walker, una antigua estrella del fútbol americano, por una diferencia de apenas 25.000 votos, o el 50,40% por el 49,60% de su rival, con el 93% de los sufragios escrutados. Un margen contundente para lo que es Georgia. Un antiguo feudo de los republicanos que en la última década, a medida que una economía boyante ha ido atrayendo a una población más joven y más originaria de minorías, se ha ido convirtiendo cada vez más en un estado bisagra.
El reverendo ya había obtenido un mayor número de votos que su rival en la primera vuelta. Pero no había conseguido traspasar el umbral del 50% de los apoyos, y las leyes de Georgia obligan a repetir la votación entre los dos candidatos más votados si ninguno logra esa mayoría.
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El resultado de la votación de este martes representa un nuevo rechazo para el expresidente Donald Trump, que había expresado su apoyo a Walker en las primarias republicanas. El respaldo del magnate no fue suficiente. La campaña del exdeportista ha estado plagada de escándalos y de pasos en falso. Desde acusaciones de maltrato y de pagos de abortos a mujeres a las que había dejado embarazadas -pese a mantener en público una insistente posición contra la interrupción voluntaria de las gestaciones- a denuncias de que mantiene su domicilio en otro estado, en Texas, y no en Georgia.
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