El difícil arranque de Sergio Hernández en el Casademont

Ni los aficionados más pesimistas del Casademont Zaragoza hubieran pensado que el exseleccionador argentino Sergio Hernández se fuera a encontrar con tantos problemas para encauzar la errática trayectoria del conjunto aragonés en la presente temporada. El “Oveja” llegó para sustituir en el banquillo a Diego
Ocampo avalado por su trabajo al frente de la albiceleste, con la ilusión de debutar en una de las competiciones más potentes de Europa y con el reto de cambiar la dinámica de un equipo que, en teoría, no es tan malo como los resultados reflejan.

Sergio Hernández, cuando fichó por el conjunto maño, aseguró que estaba “necesitado de acción” y la ha tenido porque su llegada al club no ha podido tener más escaramuzas en menos tiempo.

Se ha encontrado con la dura realidad del potencial de una competición española en la que cualquiera le puede ganar a cualquiera, donde los errores se pagan muy caros y, además, con poco tiempo para poner en marcha sus ideas.

Cambiar conceptos, nociones, forma de juego y aunarlo todo con acierto estando la competición en marcha es complicado. Además, cuando se tiene tiempo para hacerlo, como en el caso de la recién terminada ventana FIBA, tampoco se puede lograr con toda la plantilla porque los internacionales vuelan a los compromisos con sus respectivas selecciones nacionales y todo se queda cojo.

Es como intentar cambiar una pieza de un engranaje sin poder para el mecanismo. Complicado. Aún así se ve una cierta mejoría en el equipo pero ese progreso, de momento, no es suficiente para ganar. Y a esa complejidad de trabajar sobre la marcha se ha unido la inesperada lesión del base Rodrigo San Miguel, el cambio de cromos con la salida de D.J. Seeley al Bayern Munich y la llegada del club alemán de T.J. Bray, además de la marcha de Sagaba Konaté que podría no ser la última.

Desde su llegada al equipo aragonés el exseleccionador albiceleste ya explicó que vio un equipo “con calidad pero con la mayoría de jugadores excesivamente dependientes de tener el balón en la mano” y que faltaba movilidad sin él. También que no se podían desperdiciar los primeros segundos de posesión y, a su vez, se debía impedir que los rivales tomen la iniciativa cuando tienen el balón desde el saque de fondo. Igualmente, que el equipo debía ser “más vertical”.

En más de una ocasión ha manifestado la tendencia en el baloncesto actual del “small ball”, un tipo de juego de pequeños con movimiento rápido del balón del que su máximo exponente son los Golden State
Warriors de la NBA, que ha intentado utilizar en alguna ocasión prescindiendo de sus pívots, aunque ha reconocido que es algo puntual.

Toda esta tormenta de ideas le está costando asimilarla a su plantilla que además empieza a contar con el problema habitual en estos casos, los nervios y la presión por ganar ante la delicada situación clasificatoria, lo que genera falta de confianza en uno mismo a la hora de tomar la decisión adecuada sobre el parqué.

A ello se añade que hay jugadores que no están rindiendo al nivel que de ellos se esperaba y eso también está perjudicando el crecimiento del grupo.

El mejor exponente es el caso del pívot estadounidense Jason
Thompson, un exNBA con ocho temporadas en la mejor liga del mundo, que es el jugador que más cobra y cuyo rendimiento está muy por debajo de lo esperado. De hecho, su valoración (6,2) es la más baja de los habituales en la rotación del equipo.

Por ello, el club podría intentar su salida teniendo en cuenta que el pívot cubano Javier Justiz está prácticamente recuperado de la operación de ligamentos que sufrió en una rodilla e irá entrando en la dinámica del equipo poco a poco. De ser así el puzzle se completaría con un ‘4’ que sustituyera al ya cortado Konaté, aunque en toda esta trama se debe hilar muy fino por el tema de los cupos.

Darle la vuelta al equipo como a un calcetín y mucho trabajo en situación difícil, con el equipo coqueteando con la zona peligrosa de la clasificación. De hecho acumula seis derrotas consecutivas (cuatro con el técnico sudamericano que todavía no conoce la victoria en ACB aunque sí en Liga de Campeones) y con solo dos triunfos en el campeonato doméstico.

Eso sí, al menos se abre un rayo de esperanza con el regreso después de una lesión de Rasheed Sulaimon y con el próximo de Justiz y se confía en que el trabajo táctico y anímico de Sergio
Hernández (siempre ha estado considerado como un gran motivador) acabe dándole la vuelta a la situación y que el equipo sea capaz de remontar el vuelo.


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