“El fútbol se ha acabado este año”, asume Bidaurrazaga


La vida puede cambiar de la noche a la mañana y verse ingresado en un centro hospitalario es algo que a veces sucede. Es lo que le ha ocurrido a Gorka Bidaurrazaga. Un ictus le dio un buen susto, pero ya está recuperándose, ya está con ansias de aprovechar cada sorbo de vida. Pero la salud es tan determinante que ha decidido dejar el banquillo para que Aritza Escandón se haga cargo del puesto.



“Hace tres meses que pasé esto y hemos decidido con los médicos darnos un año de plazo. Voy a recuperarme bien. Lo va a coger Aritza, que ha sido segundo mío, o sea que el puesto va a quedar en buenas manos”, manifesta Bidaurrazaga, empeñado en transmitir la idea de que está mucho mejor.

Maldito febrero

Nada que ver por tanto con el episodio que tanto le afectó a comienzos de año. “En febrero me dio un ictus, el 22 o el 23, por ahí. Cuando fui al hospital no hablaba nada. Durante mes o mes y medio solo sabía el nombre de mi mujer, no me acordaba ni de mi nombre. Poco a poco he ido mejorando, ahora estoy bien, con ganas de hablar, de juntarme con la gente, de que me hable, pero me falta mucho. Ahora hablo bien, tengo ganas de estar con el logopeda para que me dé clases para hablar o no sé qué”, dice casi a borbotones.

Durante mes o mes y medio solo sabía el nombre de mi mujer, no me acordaba ni de mi nombre. Poco a poco he ido mejorando, ahora estoy bien, con ganas de hablar, de juntarme con la gente, de que me hable, pero me falta mucho

El hasta ahora entrenador del Deusto desliga el ictus de una dura situación que tuvo que sufrir no hace tanto. “No tiene nada que ver con el accidente de tráfico que tuve en septiembre y del que me costó recuperarme”, matiza.

Momentos de angustia

Volvamos al momento de los hechos, los que supusieron la ruptura de una vena. “Había estado entrenando con los veteranos del Athletic en Lezama un jueves. El viernes me levanto a las cinco de la mañana, me visto y no podía coger el teléfono. Y luego me caía, me caía. Preguntas a los doctores y te dicen ‘eres una persona joven, te cuidas, no bebes, no fumas…’ Esto le puede pasar a cualquiera y ya está. Pero estoy bastante bien”, relata.

Me dijeron que podía ser un poco por el estrés del fútbol. El equipo ha estado abajo, no acababa de arrancar…

Cuando se le comenta que los ictus pueden tener relación con la hipertensión, Bidaurrazaga parece descartarlo. “Me cojo la tensión más o menos cada semana, y todo bien. Me dijeron que podía ser un poco por el estrés del fútbol. El equipo ha estado abajo, no acababa de arrancar…”, dice.

Ya hace sus carreras

Tras 12 días ingresado en Cruces vio la luz, pero la experiencia fue fuerte y casi coincidente con la extensión del covid-19. “Al principio pensaban que era un caso de epilepsia y el domingo me pegó bien, me pegó. Me metieron en la UCI y estuve allí una semana. Me dieron el alta en Cruces y estuve en casa con mi mujer una semana, dando paseítos y nos encerraron. Hace un mes y medio no hablaba ni host….”, comenta.

No me veo para dirigir un grupo. El año que viene o cuando sea, Dios dirá

Sin embargo, ahora todo es muy diferente. “La semana pasada empecé a correr suave, suave. Mis 15 0 20 minutos de carrera ya hago”, asegura Bidaurrazaga. “Ahora estoy más tranquilo. Cada día que pasa me encuentro mejor. Cada vez hablo mejor. El fútbol este año se ha acabado. No me veo para dirigir un grupo. El año que viene o cuando sea, Dios dirá”.


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