El Liverpool no falla ante los Wolves

Le tocaba responder y no falló el Liverpool. Sumaron los de Klopp una contundente victoria frente al Wolves (4-0) con la que mantienen su lucha en lo más alto con el Tottenham de Mou que, por mejor diferencia goleadora, es quien mira al resto de equipos desde el retrovisor.

Pisando el acelerador desde el principio, los ‘reds’ no encontraron oposición en sus rivales y fueron mejores de una orilla a la otra. Empezaron el trabajo en la primera mitad y lo remataron en la segunda.

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Regresó el You’ll Never Walk Alone

Los jugadores del Liverpool nunca caminan solos, eso ya sabe, pero hoy volvieron a sentir el aliento de The Kop, la grada más famosa de Anfield, que desempolvó por fin el You’ll Never Walk Alone. Aún así, ellos salieron con la misma intensidad de siempre. Jürgen Klopp no negocia con el cuentakilómetros.

Desde el primer momento, los ‘reds’ apretaron al Wolves. Salah agitó el árbol, que en este caso fue el central Coady, para que cayera el fruto del gol y cayó. Jugada de ‘pillo’ del egipcio que aprovechó un error del defensor y lo convirtió en el 1-0 para adelantar a los suyos.

Hasta entonces el Wolverhamton lo había intentado con eléctricas llegadas, obra del velocista y también jugador de fútbol (y muy bueno) Adama
Traoré. El portugués Podence se atrevió también con una osadía en forma de vaselina desde la frontal del área pero tampoco le salió.

En estas, el Liverpool vivió tranquilo hasta el filo del descanso, cuando le pitaron un penalti en contra que resultó no serlo. Los 2.000 aficionados, por entonces enmudecidos, dieron las gracias al VAR que fue quien decidió tal cosa.

De goleada a paliza

Tras la visita al vestuario, el partido siguió por el mismo camino. De hecho, el Liverpool no tardó mucho en ampliar su ventaja. Fue con una contra de esas que tiene registradas en la Oficina de Marcas y Patentes que terminó con un disparo a la escuadra de Wijnaldum. Buen gol para regalar a The Kop.

Minutos después, Salah regaló un ‘caramelo’ a Matip para que, de cabeza, pusiera el 3-0 en el marcador y los tres puntos en el bolsillo ‘red’ mucho antes del pitido final. Pero por si no fuera suficiente, Semedo también contribuyó a la causa con un gol en propia meta que convirtió una goleada estandar en paliza de las que duelen. A partir de ahí, los minutos pasaron a ser años para los de Nuno que celebraron el pitido final aunque en silencio.

Y, así, de esta manera, fue como el Liverpool se llevó la victoria regalando a sus aficionados una semana más de preciosa lucha en lo más alto contra el Tottenham de José Mourinho.