El Madrid, obligado a cumplir en su regreso

Se acabó la espera. Por fin vuelve el fútbol para el Real Madrid y con él, un trocito de la normalidad perdida. Camino largo el recorrido entre el 8 de marzo y este 14 de junio pero que termina de la misma manera en la que comenzó: con un Real Madrid – Eibar por disputar.

En plena desescalada nacional frente al virus, el conjunto blanco empieza su escalada individual hacia el título. Por su parte, el Eibar cuenta con la misma espada de Damocles sobre su cabeza pero por un objetivo bien distinto, el de la salvación.

Llega el momento pues de ver cómo acuden ambas plantilla a esta primera de las once citas que le restan al calendario y saber si estos meses confinados han pasado o no factura. Habrá protagonismo obligado de mascarillas y silencio necesario en la gradas pero al final, lo que importa es meter más goles que el rival, eso no ha cambiado.

Y es que este regreso tan atípico del fútbol lleva consigo hasta nuevos estadios. Es el caso del Alfredo Di Stéfano que albergará por primera vez en su historia un partido de Primera División.

Un duelo que va directo al libro de efemérides pase lo que pase. Los jugadores blancos, que ya han entrenado varias veces durante la semana allí, deberán hacerse rápido con la naturaleza de un escenario que, en principio, no dista en demasía del Bernabéu, al menos en las medidas.

Últimos retoques tácticos

Respecto a las pizarras, la de Zidane presenta todavía algunas dudas. El galo tiene a su disposición a todo el grueso de la plantilla y por ello es pronto para sacar conclusiones definitivas. El pasado dice que el francés es poco amigo de casarse con nadie y que le gusta ir poco a poco en las recuperaciones de sus jugadores, sin embargo, el nivel de futbolistas como Hazard o Asensio no les deja fuera de la lucha por estar de inicio.

Buscará eso sí, superioridad en el centro del campo con Casemiro y Valverde y puede que algo de físico con Mendy en el carril izquierdo que apunta a titular. Tiempo hay para reaccionar y efectivos para dar al equipo otro aire, también. En el banquillo esperará su turno todo un batallón de hombres de ataque como Bale, Vinicius, Rodrygo o Brahim.

En la otra orilla, la de Mendilíbar, el planteamiento no dista mucho del de hace tres meses: ser un equipo sacrificado, junto y que exprime al máximo sus virtudes. Salvo las bajas de Ramis, lesionado, y Escalante, sancionado, los vascos presentan batalla con todos sus soldados a punto. El veterano en el arte del gol, Orellana, como estandarte y Sergio Cubero, novedad de la cantera, como ‘el novato’. Ambos dan muestra de un equipo que se sabe capaz de todo pese a tener en frente a un rival mejor armado.