El mal rato de unos niños en la fiesta de Pucela


El partido de Valladolid fue una fiesta para el Athletic con su victoria. Y un nuevo ejemplo de convivencia entre las aficiones, tanto en la ciudad como en el estadio. Algo que viene de largo. Sin embargo, dentro de un domingo feliz, a una familia le tocó vivir un mal trago en el feudo pucelano. Una pequeña historia contada en las redes sociales.



El relato de una hincha del Athletic comienza con “el mal rato que nos habéis hecho pasar no tiene nombre”. Explica que vive en Valladolid desde hace unos meses y que se hizo socia del conjunto pucelano junto a sus dos hijos, de 3 y 8 años. “Nos gusta la Liga y disfrutar de los partidos”, argumenta. La jornada, dice, prometía ser “bonita”, ya que llegaban familiares de Bizkaia para asistir al partido.

Aunque, en su narración de los hechos, recuerda que ya con el choque empezado se les acercaron tres empleados de seguridad porque los niños, cuatro de entre tres y nueve años, llevaban la camiseta del Athletic. Querían “reubicarles” en una zona muy alejada de la que estaban y los adultos les pidieron que no lo hicieran. Querían “disfrutar juntos del partido, no montar jaleo ni espectáculo”.

Les pusieron las cazadoras por encima a los niños, pero el personal de seguridad insistía en el traslado. Los aficionados que estaban en esa grada les dijeron que les dejasen en paz, que no había ningún problema. Pero se mantenían en sus trece y se armó tal “revuelo” que los menores acabaron “asustados y llorando”.

Llamaron a más miembros del personal de seguridad, casi una decena, y después apareció hasta la Policía Nacional. Los agentes de este cuerpo, tras escuchar los argumentos de esta familia, les permitieron quedarse en la parte del estadio en la que estaban. “Gracias a otros aficionados que se volcaron nos pudimos quedar, eso sí, con las camisetas tapadas”, indica.

Esta seguidora, que destaca su agradecimiento a “toda la afición del Pucela que nos ha apoyado”, desvela que “los policías nacionales no daban crédito cuando les contamos lo sucedido, porque pensaban que era una bronca entre aficionados. Cuando se enteraron de lo que era y los motivos enseguida les desautorizaron (a los de seguridad)”.

También pone en valor a la “gran afición local”, con su “respeto, elegancia y deportividad”. No se olvida del gesto de Herrerín. “Hay que agradecer que fue el único que cruzó el campo y tuvo el detallazo con mi sobrino”. El portero le entregó su elástica. Y en redes sociales, el guardameta rojiblanco comentó que “no entenderé nunca que se pueda decir algo a alguien por llevar colores o escudos diferentes. Y menos a niños”. La madre de Williams se encontró con ellos fuera del campo y también trató de darles consuelo.




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