El peso de los errores en la balanza del Athletic

Qué difícil es lograr victorias con errores tan manifiestos. La sensación de frustración invadió al Athletic en Mestalla. En la balanza colocó muchas más cosas positivas que negativas; sin embargo, las malas tuvieron un valor idéntico en calidad a las buenas. Lo que se tradujo en el 2-2 final. ¿Qué pesa más, un kilo de hierro o un kilo de paja? Regalando tanto necesitas de un potencial ofensivo superlativo para compensar y no es el caso a pesar de que los leones demostraron más pegada que de costumbre. Se trata de encontrar el equilibrio.

Los bilbaínos asumieron la manija desde el inicio, pero se presentaron al descanso con un escaso bagaje de un chut entre palos. En lo poco que concedieron al Valencia, como viene siendo habitual, recibieron un doloroso impacto que hay que apuntar en la lista de los deméritos del Athletic más que en la de los méritos che. Un penalti regalado por Dani García que convirtió Carlos Soler. La tercera pena máxima ingenua del curso. Se suma a la de Capa en Pamplona (1-0) y a la de Unai Simón en Valladolid (2-1).

El de Zumarraga fue la novedad en el once, dejando en el banquillo a Vencedor. Posicionalmente estuvo impecable, aportando rigor, pero tuvo un lunar grande a los 25 minutos. Todo empezó con un mal despeje suyo tras un disparo de Racic que repelió el poste. Dani llegó tarde a la disputa, Maxi Gómez tocó el esférico y golpeó al punta. Del Cerro Grande no lo dudó.

A diferencia de otras ocasiones, el Athletic no se derrumbó. Remó y remó, acrecentó su dominio con el ingreso de Unai López por un amenazado Vesga. Debía tener cuidado con un Guedes que se debió confundir de botas porque las que llevaba le resbalan y se iba al suelo con una inusitada facilidad. Villalibre y Williams se juntaron, Muniain y Berenguer centraron sus posiciones partiendo desde la banda para liberar el carril a los laterales, Yuri era un martillo, y Unai se movió con libertad.

Los leones salieron en modo zafarrancho, con dos tentativas en los cinco minutos iniciales del segundo periodo y, a la tercera, diana de Villalibre. Siguió insistiendo el Athletic hasta que Muniain le sacó un penalti a Racic que Raúl García transformó en el 1-2. Buen juego, remontada, estreno realizador de Raúl… era demasiado bonito para ser verdad.

Efectivamente. Maxi Gómez salvó un balón largo y Yeray cometió una falta doblemente innecesaria, puesto que el uruguayo estaba tan cerrado como asfixiado. Soler colgó el esférico, siete rojiblancos defendieron el primer palo, Simón midió horrorosamente y Manu Vallejo y sus 167 centímetros cabecearon libres de marca en el segundo. Tercer error grueso del portero esta campaña. El mencionado de Pucela, el saque precipitado de la pasada jornada con el que sentenció el Celta y ahora el de Mestalla.


Source link