Javi Reyes estuvo casi tres años en Rumanía. Primero con el Dinamo Bucarest y después en la selección. Hace un “balance buenísimo” de su etapa, a todos los niveles. “Incluso sé hablar rumano”, lanza con gracia. El granadino llegó de la mano de Cosmin Contra a un Dinamo que estaba en descenso y la reacción fue inmediata: “Ganamos la Copa y quedamos terceros en Liga, con opciones de quedar campeones en la última jornada”.
Una trayectoria que le permitió jugar la Europa League. El bombo fue caprichoso y emparejó al Dinamo con el Athletic en 2017. “Es un regalo que me ha dado el fútbol. La experiencia fue muy grata en todo el proceso, pero eso para mí fue especial. Volver a San Mamés con el estadio terminado fue un regalo”, asegura.
Ahora está en el paro y “la idea” es continuar junto a Contra “cuando salga un proyecto que merezca la pena”. El parón de las competiciones también les ha jugado una mala pasada. “De tener posibilidades abiertas, ahora hay que esperar a que esta incertidumbre vaya desapareciendo. Primero habrá que ver cuándo se retoman las competiciones y luego en qué situación queda cada club. Pero soy optimista en que vamos a tener algo que nos satisfaga y que nos haga ilusión”, concluye Reyes.
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