El regreso más inesperado del cine español: Victor Erice vuelve a la dirección

El cine español está de enhorabuena, ya que uno de los más grandes cineastas que ha tenido la industria patria regresará con una nueva película. Victor Erice rodará en 2023 Cerrar los ojos, aunque en unas declaraciones para ABC, la productora del director llamada Nautilus ha señalado que la producción está todavía en una etapa “muy incipiente”. Junto a Nautilus, Tandem Films y José Alba de Pecado Films financiarán esta nueva historia. A sus 82 años, Erice vuelve al largometraje desde que en 1992 estrenase el documental El sol del membrillo. Pero ¿cómo es posible que un cineasta tenga esa fama entre los cinéfilos españoles cuando, en realidad, tan sólo tiene dos largometrajes?

Victor Erice
‘El espíritu de la colmena’ (Elías Querejeta)

La realidad y seguramente la posible respuesta más cercana a esa escueta carrera para tal talento, reside en el rechazo del Vizcaíno a caer en las exigencias de un sistema de producción con el que ya no coincide, hasta tal punto que en una entrevista el año pasado para La Vanguardia, llegó a decir que aunque cualquier joven con una cámara y un ordenador puede hacer una película, las grandes incorporaciones han decidido cómo se debería hacer: “El cine comenzó como un acto de contemplación, un rasgo que se ha ido perdiendo”.

Víctor Erice
‘El sur’ (RTVE)

Tanto El espíritu de la colmena como El sur son sus dos únicas (y maravillosas) películas. Ambas, suelen estar en todas las listas de mejores películas españolas de la historia, pero seguramente la segunda es la que más reconocimiento ha tenido, debido a la leyenda que asegura que la película iba a estar dividida en dos partes. Una afirmación que el propio Victor Erice desmintió hace más de una década, apuntando a que la película protagonizada por Icíar Bollaín siempre se pensó como un único filme. Según el realizador, la película fue interrumpida por la producción cuando llevaban 48 días de rodaje, con lo que quedaban otros 33 para alcanzar el acuerdo de 81 jornadas de trabajo que había acordado con Elías Querejeta, el productor ejecutivo de sus dos películas. Jamás podremos ver cómo terminaba esa bella historia sobre la adolescencia y las rencillas de la posguerra española, entre otras cosas porque tal y como se montó, encandiló al Director del Festival de Cannes, seleccionándola para concurso en 1983.


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