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El segundo siniestro en un mes de un mercancías en Ohio atiza el debate sobre la seguridad ferroviaria en EE UU

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Varios vagones del tren de Norfolk Southern, tras descarrilar este sábado en Springfield (Ohio).Bill Lackey (AP)

El descarrilamiento de dos trenes de la compañía privada Norfolk Southern en el Estado de Ohio en poco más de un mes confirma el empeño del presidente Joe Biden en sacar adelante su ambicioso plan de infraestructuras, uno de los emblemas de su mandato. Veinte vagones de un tren de mercancías compuesto por 212, la mayoría vacíos, se salieron de la vía este sábado en Springfield, al nordeste de Cincinnati, sin que se produjeran víctimas ni fuga de materiales tóxicos, como sí sucedió en el siniestro del pasado 3 de febrero en East Palestine, unos 300 kilómetros al noreste de Springfield. Entonces, el descarrilamiento de otro tren de la misma compañía envió millones de kilos de productos químicos tóxicos al medio ambiente y obligó a evacuar a miles de personas.

El primer suceso demostró lo anticuado del trazado ferroviario, de titularidad también privada en el tramo afectado. Una parte de la carga se incendió de inmediato. Tres días después, las autoridades liberaron y quemaron material adicional de cinco vagones cisterna, y el fuego generó altos niveles de sustancias químicas nocivas en el aire, aunque la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos aseguró que la contaminación no fue lo suficientemente grave como para causar daños a la salud a largo plazo.

A raíz del desastre de East Palestine la ultraderecha ha propalado disparatadas teorías conspiranoicas sobre el supuesto intento demócrata de acabar con la población blanca de clase obrera, mayoritaria en East Palestine. El presentador Tucker Carlson sugirió que el motivo del siniestro fue porque East Palestine es una comunidad blanca rural, mientras otro colega de Fox News sostuvo que el Gobierno de Biden está “derramando químicos tóxicos sobre las personas blancas pobres”.

La empresa no ha proporcionado ninguna hipótesis acerca del incidente del sábado. Norfolk Southern dijo en un comunicado enviado por correo electrónico que el descarrilamiento ocurrió cuando el tren se dirigía hacia el sur cerca de Springfield. “No hay materiales peligrosos involucrados y no se ha informado de [la existencia de] heridos”, explicó la compañía. “Nuestros equipos están en ruta hacia el lugar para iniciar las operaciones de limpieza”.

Las autoridades del condado de Clark emplazaron a los residentes a menos de 300 metros de las vías a permanecer por precaución en sus casas hasta que se descartó la presencia de materiales tóxicos. En el comunicado de Norfolk Southern se indica que se produjeron cortes de electricidad en la zona debido a la caída de líneas eléctricas por el accidente, y que no podía calcularse cuánto tiempo tardaría en restablecerse la electricidad.

Titularidad privada, sin medidas de seguridad

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En declaraciones al programa This Week de la cadena ABC, el senador demócrata por Ohio Sherrod Brown afirmó este domingo que el Estado ha sido escenario de cuatro descarrilamientos en los últimos cinco meses. Brown dijo no estar satisfecho con la respuesta de la empresa y cuestionó que se descartara tan pronto el riesgo de contaminación, dado que en los vagones podrían quedar rastros de productos tóxicos transportados anteriormente. “Los ferrocarriles tienen que responder a muchas preguntas y no lo han hecho muy bien”, dijo.

Como recordaba en un reciente artículo el premio Nobel de Economía Paul Krugman, el siniestro de East Palestine fue protagonizado “por una empresa ferroviaria del sector privado, que circulaba en vías de propiedad privada, y que cabildeó contra normas de seguridad más estrictas”. La existencia de obsoletas infraestructuras de transporte, que tanto influyeron también en la disrupción de las cadenas de suministro el año pasado, y las iniciativas frustradas para reforzar la seguridad en el transporte ferroviario de materiales peligrosos por parte de la Administración de Barack Obama -revertidas luego por Donald Trump- contribuyen a hacer del transporte ferroviario de mercancías una actividad de riesgo.

Obama promulgó una norma que exigía que los mercancías de alto riesgo estuvieran equipados con frenos neumáticos controlados electrónicamente para 2023. Aunque la norma hubiera seguido en vigor, no se habría aplicado al tren de Norfolk Southern que descarriló en East Palestine, porque no estaba clasificado como tren de carga de alto riesgo, según el portal de verificación de datos PolitiFact.

El mes pasado, recordaba un comunicado de la Casa Blanca emitido este viernes, “el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, advirtió a Norfolk Southern de la necesidad de llevar a cabo reformas en materia de seguridad y pidió que se pusiera fin a la ‘enérgica resistencia’ del sector ferroviario al aumento de las medidas de seguridad, que en el pasado ha incluido presiones y litigios para acabar con reformas de sentido común en materia de seguridad ferroviaria”.

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