El Sevilla se ha posicionado como aspirante al título casi sin hacer ruido, pero con argumentos para soñar. La Liga, después de luchar casi hasta el final en la temporada 06-07, es lo que le falta en el espectacular crecimiento experimentado por la entidad andaluza en el presente siglo, en el que ha alzado diez títulos, siete de ellos europeos, y ha disputado veinte finales, siempre con Monchi como denominador común en este salto hacia delante. No en vano, su regreso en 2019 tras dos años de experiencia en la Roma, ha convertido de nuevo al director deportivo de San Fernando en el rey Midas del proyecto junto con su líder en el banquillo, Julen Lopetegui, cuya elección curiosamente levantó reticencias entre la afición por su pasado en el Real Madrid y su abrupta salida de la selección a dos días de empezar el Mundial de Rusia.
El triunfo de los nervionenses sobre el Celta este lunes en Balaídos después de verse dos veces por detrás en el marcador ilustra a la perfección la filosofía de este equipo, el “dicen que nunca se rinde” que reza en el himno que canta El Arrebato. Resiliencia y ambición. Con el 3-4 en tierras gallegas, los andaluces han apretado más si cabe la cabeza de la Liga, a la que ya le hizo un favor hace una semana cuando le ganó al Atlético de Madrid y puso contra las cuerdas al líder, al que ahora tiene a seis puntos con 24 por disputarse. Soñar es gratis y pese a que el exseleccionador no se sale del discurso de preparar y recuperar jugadores para el siguiente partido la ilusión de pelear con los grandes está ahí.
No en vano, desde que este grupo pasó la semana negra en que cayó en la Champions ante el Borussia Dortmund y se quedó sin final de Copa en el descuento ante el Barcelona, los de Lopetegui han sumado 13 puntos de 15 posibles. Y es normal que con 14 puntos de ventaja ya sobre el quinto clasificado, el Sevilla se fije nuevas y ambiciosas metas, convirtiéndose por derecho propio en el tapado en la lucha por el título de Liga.
El Sevilla, que sólo tiene una Liga en su historia, la levantada en 1946 por los Arza, Busto y compañía, rozó dos títulos más en dos campeonatos en los que la intrahistoria de este club señala a los arbitrajes. En la campaña 50-51 fue anulado un gol legal a Araujo ante el Atlético de Madrid que privó al Sevilla del título, mientras que en la 06-07 el sevillismo señala a un arbitraje de Iturralde González en Mallorca, donde no pitó un penalti de Héctor a Puerta que hubiera dejado a los de Juande Ramos en situación más que favorable para cantar el alirón. El propio Iturralde ha confesado recientemente que con el VAR aquel penalti se hubiera señalado. Por aquel entonces, el Sevilla estaba en la jornada 26 a cuatro puntos del líder, el Barcelona, sólo dos menos que ahora. El Sevilla sueña. ¿Por qué no?
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