España pondrá en marcha un sistema de alerta temprana para anticiparse a las crisis


Reunión del Consejo de Seguridad Nacional, presidido por el Rey, el pasado 18 de noviembre en el Palacio de la Zarzuela.Borja Puig de la Bellacasa

España no vio venir la pandemia del coronavirus. Los datos sobre contagios de los que disponía el Gobierno el 14 de marzo de 2020, cuando decretó el estado de alarma, eran incompletos y estaban desfasados. Para evitar que la próxima crisis le pille de nuevo a ciegas, la Estrategia de Seguridad Nacional 2021, aprobada este martes por el Consejo de Ministros, prevé la puesta en marcha de un Sistema de Alerta Temprana que permita la detección precoz y la adopción de medidas preventivas no solo frente a pandemias sino ante todo tipo de crisis. El modelo se basará en un sistema de indicadores objetivos sometidos a monitorización continua que, al activarse, encenderán las alarmas y permitirán una respuesta anticipada.

El sistema de gestión de crisis no solo requerirá el análisis de una ingente cantidad de datos, mediante técnicas de inteligencia artificial, sino también la transmisión de esta información a los responsables en tiempo útil. Por eso, una de las principales medidas que prevé la estrategia es el desarrollo de la red de comunicaciones especiales de la Presidencia del Gobierno, la llamada malla Bravo, a través de la cual se transmite información clasificada (secreta) y la integración en la misma, por vez primera, de los responsables de las comunidades autónomas, de los que dependen la gestión sanitaria o la protección civil. El sistema se completará con una reserva estratégica o catálogo de capacidades críticas, para cuya creación el Consejo de Ministros dio este martes luz verde a la tramitación urgente de la reforma de la Ley de Seguridad Nacional de 2015, como adelantó EL PAÍS.

Estos son algunos de los puntos más destacados de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, que sustituye a la de 2017:

Desinformación y crisis en cascada. Los problemas nunca vienen solos. Una pandemia deriva en una crisis económica y esta se ve agravada por una campaña de desinformación. Es lo que se denomina crisis en cascada. Por vez primera, la estrategia incluye la desinformación entre las amenazas a la seguridad nacional y, en particular, a los procesos electores. Entiende por tal no la mera difusión de noticias falsas (fake news), sino en primer lugar “las estrategias de actores extranjeros, tanto estatales como no estatales, que desarrollan aparatos de propaganda con la intención de polarizar a la sociedad y minar su confianza en las instituciones”.

Marruecos y el Estrecho. El documento solo alude a Marruecos cuando afirma que la relación de España con este país, y también con Argelia, “es de buena amistad, desde la premisa de la cooperación leal y el respeto a las fronteras mutuas”. Sin dar más detalles, anuncia la elaboración de un Plan Integral de Seguridad para Ceuta y Melilla. No alude a ningún país cuando subraya la necesidad de disponer de “capacidades militares tecnológicamente avanzadas que permitan garantizar una disuasión creíble”, lo que requiere “un marco presupuestario estable” para el gasto en Defensa. Tras mencionar el Brexit, asegura que “España no renuncia a la oportunidad que se abre de solventar el anacronismo que representa la situación de Gibraltar”.

Después de ETA. Por vez primera no menciona a ETA, ni siquiera para constatar su derrota, como en 2017. Se centra en el terrorismo yihadista y señala que “la principal amenaza proviene de individuos que han nacido o crecido en países occidentales y, tras ser radicalizados, atacan su propia área de residencia”. Se creará una Unidad Nacional de Notificación de Contenidos de Internet para la monitorización y retirada de contenidos ilícitos.

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El auge de los populismos. La crisis económica, derivada de la sanitaria, y la brecha digital han agudizado las desigualdades y propiciado el auge “de los populismos y autoritarismos identitarios”, Se requiere, subraya, “un nuevo contrato social para paliar la desigualdad y la precarización de la clase media”.

Inmigración irregular. “España está especialmente expuesta al desafío que supone el esperado auge de los flujos migratorios hacia Europa en los próximos años”, constata el texto, que aboga por “una política migratoria común, basada en el justo equilibrio entre solidaridad y responsabilidad compartida”.

Agencia espacial. Se creará una Agencia Espacial Española que ordene competencias y sirva de guía al sector público y al privado, potenciando la industria nacional. La agencia representará internacionalmente a España en este sector.

Apuesta por la autonomía estratégica europea

La estrategia española se ha anticipado a la Brújula Estratégica y al Concepto Estratégico, los documentos equivalentes de la UE y la OTAN. El primero se aprobará en marzo y el segundo, en junio, precisamente en la cumbre de Madrid. Los redactores del texto español aseguran, no obstante, que no habrá contradicción con ellos, pues el primero se ha hecho mirando de reojo a los otros; sobre todo al europeo, que está más adelantado. La estrategia apuesta por la “autonomía estratégica europea”, un término que no acaba de gustar a Washington; aunque asegura que el pilar de defensa de la UE no solo no debilitará sino que reforzará a la OTAN y que una mayor responsabilidad por parte de los europeos fortalecerá el compromiso atlántico. En todo caso, el concepto de autonomía estratégica “trasciende el ámbito de la Defensa”, pues incluye también la seguridad sanitaria, la garantía de las cadenas de suministro, la seguridad energética o la soberanía tecnológica. No exclusivamente la militar.


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