Exhibición de Sainz ante su público en Barcelona


“Seguramente haya sido mi mejor final de carrera. El más meritorio por no tener ritmo, porque iba sin ritmo en el último sector y aún así encontraba una forma de adelantar en la curva 1”. Así lo explicaba Carlos Sainz, todavía con un subidón de adrenalina en el cuerpo tras el tremendo carrerón que firmó este domingo en el GP de España de F1. El español logró la octava posición con un coche que estaba simplemente para rozar los puntos gracias a ese “poquito más” que consiguió sacar al aprovechar cada una de las oportunidades que se le presentaban en carrera con gran pericia y agresividad. El público le llevó en volandas y le sostuvo en los momentos más complicados, en aquellos en que Carlos sufría para luchar con Ricciardo y los Toro Rosso al inicio de carrera al volante de un coche que funcionaba mucho peor, con un ritmo inferior al de sus rivales. Pero lejos de tirar la toalla, se hizo grande, esperando su momento hasta el final, como un auténtico cazador, para dar con su presa en el momento justo.

El español realizó una carrera excelente de principio a fin. Salía 12º y recuperó dos plazas de una tacada al llegar a la primera curva,. Le pasó Albon en la segunda vuelta por potencia en la recta y posteriormente mantendría una bonita batalla con Ricciardo. Sainz se mantenía a lo suyo, guardándose lo mejor para el final, y fue tras el ‘Safety Car’ cuando el español llevó la locura a la ‘Marea Papaya’ de la curva 5.

Espectacular desenlace

Era décimo tras el coche de seguridad y había montado sus neumáticos blandos más tarde. Y fue a por todas. En la resalida, el madrileño pasó a Kvyat y pese a que el correoso piloto ruso le devolvió la jugada. El español se mantuvo firme y confirmó el adelantamiento. Su próxima presa sería Grosjean, que venía de tocarse en hasta dos ocasiones con Magnussen. Y de nuevo, el francés hizo otra de las suyas con el español.

En la misma curva 1, Carlos le pasó por dentro pero el galo tocó al madrileño. El de Haas se salía de la pista y entraba por delante sin devolver la posición. Pero Carlos, totalmente encendido, ‘fulminó’ en la vuelta posterior en ese mismo escenario a Romain para hacerse con una octava posición soñada. Ya lo avisaba el miércoles: “Firmo la octava plaza”. Dicho y hecho. Y es que cuando la suerte no le da la espalda y las que hablan son sus manos, el resultado solo puede ser positivo. El público de Barcelona vibró con Carlos y se fue del Circuit esperando en poder volver a hacerlo el año que viene, en Barcelona, ciudad que huele a F1 y que luchará por seguir en el ‘Gran Circo’. “Ese es el objetivo número 1”, dijo el español a MD.

Una familia orgullosa y un ‘Carletes’ feliz

A escasos metros de la prensa y de Carlos, su familia le esperaba. estaban todos. Al completo. Y todos con un denominador común: una enorme sonrisa. Su madre, sus hermanas, su padre y Juanjo Lacalle, que lucía feliz y orgulloso una bandera naranja con el número 55.

“Aquí nos lo hemos ganado. No hemos tenido suerte, nos lo hemos ganado y luego habrá situaciones en las que ojalá la suerte nos devuelva lo del principio de pretemporada. Pero bueno, ya son dos carreras consecutivas en los puntos, mi quinta carrera consecutiva en los puntos aquí en España, así que creo que son estadísticas muy válidas y muy buenas”, finalizó el madrileño al que hoy le toca celebrar la exhibición dada ante su público. El lunes ya tendrá tiempo de empezar a analizar lo que sucedió con su coche. Este domingo pero, lo que le faltaba a su McLaren lo puso él con sus manos. ¡Y qué manos!


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