Feijóo se presenta como un centrista de “mayorías” e ignora a Vox

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, saluda a un simpatizante en un acto del PP en el Parque Marítimo César Manrique,  en Santa Cruz de Tenerife, este sábado.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, saluda a un simpatizante en un acto del PP en el Parque Marítimo César Manrique, en Santa Cruz de Tenerife, este sábado.Europa Press (Europa Press)

Sosegado, moderado y centrista son lo adjetivos más repetidos por Alberto Núñez Feijóo en los últimos dos días. Sin embargo, el inicio de su peregrinaje por España para presentar su candidatura a la presidencia del PP ha sido de todo menos tranquilo, tras el pacto del presidente de Castilla-León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, con Vox. Ni en Valencia, ni en Murcia, ni en Santa Cruz de Tenerife, los destinos que han jalonado su periplo hasta el momento, el presidente gallego ha pronunciado el nombre del partido de extrema derecha. En la ciudad canaria, no obstante, ha preferido este sábado entrar más en el asunto para eludir responsabilidades, recordando que no será el presidente del PP hasta el 2 de abril.

“Aún no he comenzado y ya soy culpable de todo lo que ocurre en España en los últimos 10 días”, ha afirmado el presidente gallego ante los militantes de su partido. Ha recordado que en Galicia ya fue recibido con “manifestaciones preventivas” en 2009 antes de su toma de posesión. Y ha tirado de ironía: “¿Qué han dicho de mí? Ultraderechista y filosocialista, nacionalista y centralista, un poco exagerado, ¿no?”.

“¿Por qué tengo que hablar de pactos con otros partidos, si lo que quiero es un amplio pacto con los ciudadanos? ¿Por qué establecer vetos, si lo que me importa es conseguir votos? ¿Por qué tengo que elegir entre el ‘no es no’ o el conmigo o sin nadie?’¿Y por qué tengo que decir con quién no, si de lo que se trata es de con quién sí, que es con la mayoría de los ciudadanos? Esas son las preguntas”, ha sostenido.

Feijóo quiere “volver a la centralidad”, según proclama, al tiempo que elude cargar contra la extrema derecha y es objeto de críticas por el pacto en Castilla y León, no solo desde la oposición política en España, sino también desde el seno del Partido Popular Europeo, cuyo presidente, Donald Tusk, lo ha calificado de “capitulación”. Por primera vez, la fuerza de extrema derecha formará parte de un gobierno en España. Con el Ejecutivo “del PSOE, que es una suma de izquierdas y populismo junto con sus socios independentistas, en muy difícil conseguir” esa centralidad, ha sostenido.

Frente al “ruido” y la “frivolidad” de la política guiada por “los tuits”, el antiguo presidente de Correos con el Gobierno de José María Aznar y defensor de los carteros, según ha reiterado estos dos días, se presenta como un reformista moderado, un servidor público, un gestor fiable, un garante de la estabilidad y un político de mayorías. En ese sentido, insiste en apelar a su trayectoria (”soy un político con trazabilidad”) y a sus victorias por mayoría absoluta en Galicia.

“El país más antiguo del mundo”

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Son las líneas básicas que ha ido esbozando en los tres discursos como candidato único que ha dado en las citadas ciudades de España, “el país más antiguo del mundo”, en las que ha sido agasajado por los militantes y los dirigentes de su partido, algunos muy cercanos a la anterior dirección popular de Pablo Casado, que explosionó hace tres semanas a raíz del enfrentamiento con la presidenta, Isabel Díaz, Ayuso, del PP, que gobierna con el apoyo parlamentario de Vox.

Es el caso del presidente del PP valenciano, Carlos Mazón, cuya candidatura fue auspiciada directamente por su amigo Teodoro García Egea, exsecretario de Organización, que obligó a la anterior presidenta, Isabel Bonig, a renunciar al cargo; y del presidente murciano, Fernández López Miras, que no oculta su relación de amistad con su paisano dimitido. En Canarias, donde este domingo participará en la conferencia de presidentes de La Palma, ha estado acompañado por el responsable del PP de las islas, Manuel Domínguez,

Feijóo ha reiterado que su modelo “es un PP de mayorías, un PSOE sin capacidad de mando, un nacionalismo en la oposición y que no haya representación ni a la izquierda del PSOE ni a la derecha del PP”. Es decir, una vuelta al bipartidismo que ha gobernado la mayor parte de los 45 años de democracia en España, desde que se celebraron en 1977 las primeras elecciones. No en vano, en sus intervenciones ha reiterado su reivindicación del llamado régimen del 78, en alusión al año en que se aprobó la Constitución.

Otra de las constantes del presidente gallego en su discurso es recordar las mayorías absolutas del PP. Feijóo insiste en que muchos problemas podrían resolverse si son capaces de que el PP vuelva a lograr un partido de mayorías, que ya tuvieron con Aznar y Rajoy. “Vengo de una tierra que tiene una mayoría absoluta durante 16 años”, por lo que “es posible y a eso nos vamos a dedicar, a crear un partido de mayorías”.

Feijóo ha querido mostrarse como un político con aplomo, tranquilo, que no pierde la compostura ante el estrépito interno de su propio partido e incluso ante la “explosiva” mascletà que presenció el pasado viernes en Valencia en su primer baño de multitudes fuera de Galicia. Tal vez por ello tuvo un lapsus al situar Valencia dentro de la tarraconense Costa Dorada.




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