Cada pretemporada del Atlético de Madrid es igual en un sentido. Los nuevos fichajes del cuadro colchonero se encuentran con la realidad de exigencia del equipo colchonero. En cursos anteriores fueron Vietto o Mensah, los que acabaron vomitando ante la dureza del entrenamiento físico en las primeras jornadas.
No ha sido el caso de uno de los nuevos fichajes de este curso, el de Felipe Monteiro, pero sin duda que el brasileño lo pasó realmente mal en el entrenamiento de este sábado, el primero realmente duro de los que llevamos de pretemporada.
El equipo fue sometido al temido ‘test Course-Navette’ por el que el deportista va desplazándose de un punto a otro situado a 20 metros de distancia, realizando un cambio de sentido al ritmo indicado por una señal sonora que va acelerándose progresivamente.
Un test agotador en el que el brasileño fue el primero en desistir, extasiado tras el esfuerzo. Luego, ya con tiempo para tomar aire, siguió el entrenamiento sin problemas y dio muestras de que no se amilana a la hora de competir. En el partidillo se llevó por delante una miniportería para intentar evitar un gol, sin miramientos por su físico.
Durante el resto de trabajo físico, que consistió en varias series de carreras y un ejercicio de reflejos y capacidad de reacción, al brasileño se le vio más suelto. Poco a poco se irá acostumbrando al Profe y su diabólica maquinaria física.
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