Aparte de ser el más caro de la historia del club, el fichaje de Garteh Bale por el Real
Madrid en el verano de 2013 fue uno de los más complicados del mandato de Florentino Pérez.
Si bien es cierto que, por entonces, el futbolista estaba deseoso de pisar el Bernabéu, no lo puso tan fácil el presidente del Tottenham, Daniel
Levy, que, hasta el último día de mercado, no cerró la venta del que por entonces era su jugador franquicia. 101 millones tuvieron la culpa.
Así pues, el de 2013 fue un verano que se vivió de manera muy intensa en las oficinas del Bernabéu donde se trabajó a destajo para hacerse con un nuevo galáctico que diera un golpe de efecto tras la llegada de Neymar al FC
Barcelona.
Y ahora, seis años después, puede repetirse la misma historia pero para sacar al jugador de la disciplina merengue, algo que tiene todas las papeletas de ir para largo.Y es que el futbolista no está por la labor de dejar el club al igual que sí estaba por la labor de llegar en aquel verano de hace seis años en el que se llegó a declarar en rebeldía con los Spurs llegando a perderse cuatro partidos (dos de Premier y dos de Europa
League).
Zidane ya le ha dejado claro tanto de cara a la galería como de puertas para dentro que no cuenta con él pero el jugador se remite a su contrato y al deseo de no cobrar menos de lo que cobra actualmente.
De esta manera, y al igual que ocurriera con su llegada, la salida de Gareth Bale puede ser muy costosa para el Real Madrid que, como se dice coloquialmente, tendrá que sudar tinta china si quiere vender a la que un día fue su estrella mediática.
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