Hacer de la necesidad virtud

by

in

Podría pensarse que una marca, como Otrura, que ganó el premio a la mejor colección en la última edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y que viste a celebridades patrias en la alfombra roja, es decir, que es una de las firmas del momento, vive días de vino y rosas. Pero hace mucho tiempo que en la moda española no hay ninguna de las dos cosas. Lo que le sobra a la firma capitaneada por Sergio Lázaro y Verónica Abian es, sin embargo, tesón, creatividad y audacia. Lo demostraron sobradamente en la colección que presentaron el sábado en la pasarela madrileña. Junto a su camisería desestructurada y sus abrigos sin género, exhibieron toda una línea de prendas, desde americanas a bombers, elaboradas en toile, la tela de algodón con la que se construyen los prototipos.

Desfile de Otrura.
Desfile de Otrura.Ballesteros / EFE

En palabras de Lázaro, esta decisión aleja su puesta en escena de “la estética de catálogo comercial” tan presente en esta 74 edición de la MBFWM. También les permite “explicar de una forma conceptual” todo el proceso de confección que encierran sus arquitectónicas prendas y, además, resuelve un problema. Algunos de los talleres con los que trabaja la pareja han tenido problemas de suministros. “Tras meses de cierres, despidos y ERTE, el tejido fabril español ha quedado muy dañado y su capacidad de respuesta, debilitada”, explica Lázaro. Pese a este contratiempo, los Otrura han conseguido hacer de la necesidad, virtud y presentar una de las colecciones más ambiciosas de la pasarela. Irónicamente, también una de las más interesantes en cuanto a trabajo de tejidos se refiere, con su proyecto de recostura, que da una segunda vida a materiales antiguos, como la funda de un cojín del siglo de XIX, convirtiéndolos en nuevas prendas, o lcon a utilización de un denim elaborado sin agua por la compañía Tejidos Rollo.

Desfile de Marcos Luengo
Desfile de Marcos LuengoSergio R. Moreno / GTRES

Lázaro y Abian no son los únicos que han tenido dificultades con sus proveedores. Marcos Luengo se encontró hace unos días con la noticia de que sus zapatos no llegarían a tiempo para el desfile. “Cogí el coche, me planté en la fábrica sin saber qué iba a decirme el dueño y me puse a terminarlos yo mismo”, explica el diseñador asturiano mientras muestra sus nudillos hinchados. Luengo sabe lo que se trae entre manos. Su firma nació en el año 2000 como una marca especializada en marroquinería, en 2007 dio el salto al prêt-à-porter y en 2017 aterrizó en la MBFWM. Su punto fuerte han sido siempre los abrigos, por eso, aunque la colección que presenta es la de la próxima primavera-verano tiene una intención “multiestacional”, con solventes bombers de mohair hervido, kimonos de cáñamo, y por primera vez, con una línea para hombre diseñada por su hija Carmen, que promete dar muchas alegrías a la casa. “Esperamos recuperar todos los proyectos que teníamos en Latinoamérica y que quedaron congelados con la pandemia”, cuenta Luengo, mientras su equipo encola las suelas de algunas sandalias que se han despegado en el último momento.

Desfile de Jorge Vázquez.
Desfile de Jorge Vázquez.Daniel Gonzalez / GTRES

Los contratiempos que han afrontado Otrura y Luengo no son la excepción, sino la norma. El botón que sirve de muestra para un sector que, con la pandemia, ha sufrido una caía en sus ventas del 36%, según datos de las Asociación de Creadoras de Moda de España. Esta enésima crisis hace que diseñadores como Jorge Vázquez se sientan -y perciban- como “supervivientes”. El gallego, que el miércoles celebró los 20 años de su propia firma con un desfile en el hotel Ritz y el viernes presentó su colección para Pertegaz, enumera a los compañeros de generación que ya no están en el negocio: “Miguel Palacio, Carmen March, Miriam Ocariz, Amaya Arzuaga, Josep Font…”. Sí resiste de esta terna Juan Duyos, que este sábado recibió el premio L’Óreal a la mejor colección de esta edición (la mejor modelo fue Nuria Rothschild). “Lo peor es que el relevo, los más jóvenes, lo tienen aún más difícil”, apunta Vázquez.

Desfile de Abra.
Desfile de Abra.Chema Clares / GTRES

Entre el escaso aire fresco que penetra en la MBFWM, sobresale Abra, la firma de calzado que el alicantino Abraham Ortuño puso en marcha hace tres años y que este sábado debutó en la pasarela madrileña con una línea de prêt-à-porter y joyas desarrolladas en colaboración con Sout, el nuevo proyecto experimental de Tous. Ortuño, que se ha fogueado en Jacquemus, Givenchy, Kenzo o Paco Rabanne, compagina su trabajo para J. W. Anderson con Abra, una de las pocas marcas que ha sido capaz de generar cierta expectación en la pasarela madrileña. Fabricados en Elda, sus tacones llegan hasta la talla 44, lo que les confiere verdadero estatus de unisex. “Nuestras prendas se rigen por el mismo código, queremos que se adapten a todo tipo de cuerpos y por eso las elaboramos con tejidos elásticos y patrones XL”, argumenta el diseñador.

Desfile de Maya Hansen.
Desfile de Maya Hansen.JJ. Guillén / EFE

El incombustible Custo Barcelona presentó en directo -y ante la mirada de la ministra de Ciencia, Diana Morant- la colección que ya mostró a través de un fashionfilm en la semana de la moda de Nueva York. Isabel Sanchís, con puntos de venta en Brooklyn o Alabama y 40 años consagrada al traje de fiesta, repitió en la pasarela madrileña, que le aporta “la publicidad” que necesita. Y Maya Hansen regresó tras una larga ausencia para exhibir su trabajo de corsetería a través de un vídeo, en cuyos agradecimientos finales incluía a la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís -sentada en primera fila-, y a Casio. En tiempos de adversidad, solo queda aguzar el ingenio. Y la creatividad.


Source link