Illarra mira al futuro


No es lo mismo comenzar una pretemporada cuando has cerrado el anterior ejercicio jugando y con buenas sensaciones, en plenitud, que hacerlo amordazado por las dudas que te genera tu rendimiento más reciente. Mientras el jugador que responde al primer perfil llegará a la primera cita con los entrenamientos pletórico, para el segundo el reencuentro con los sudores propios del verano supone una especie de examen que habrá que intentar superar.

A este segundo grupo pertenece el capitán de la Real, Asier
Illarramendi, con la particularidad de que hablamos de un futbolista estratégico, capital, en el desarrollo en un sentido o en otro de la temporada de su equipo. Después de lesionarse el 10 de febrero en Mestalla y de haber pasado casi cinco meses en el dique seco -su participación en los dos últimos partidos de Liga fue testimonial-, el mutrikuarra afronta una campaña decisiva. Tanto por lo que representa para él regresar a su mejor nivel, como por lo que el equipo le necesita en esas elevadas prestaciones.

Illarramendi compareció el miércoles en Zubieta por primera vez este verano después de algo menos de un mes de vacaciones, teniendo en cuenta que viajó a Panamá para no jugar con la Euskal Selekzioa a finales de mayo. El centrocampista txuri urdin se personó en la ciudad deportiva de la Real al frente del campus de chavales que lleva su nombre y que se desarrolla estos días en su localidad natal. Con motivo de su reaparición en Zubieta, en declaraciones a la web de la Real, Illarra expresó sus dudas respecto a su estado físico de cara al inminente comienzo de los entrenamientos, pero no tanto porque tenga dolores o molestias como por ver cuál es la reacción de su cuerpo cuando se eleve la carga del trabajo.

Durante estos días, tras el pertinente descanso del que dio cuenta en las redes sociales (en Filipinas), el capitán de la Real ultima el plan de trabajo personalizado que, como todos sus compañeros, tiene encomendado para los días previos al inicio de la pretemporada. Illarra no ha trasladado a los servicios médicos de la Real ningún tipo de anomalía física al llevar a cabo esta tarea de acondicionamiento. Al contrario, se siente bien, pero no tiene nada que ver con la exigencia a la que les someterá Imanol
Alguacil a partir del 8 de julio. De ahí sus dudas respecto a cómo puede reaccionar el aductor cuando suba el tono físico.

Cumplirá 30 años en marzo

Más allá de las dudas razonables que pueda tener después de casi medio año con problemas, Illarramendi está obligado a mirar al futuro con optimismo. Atrás queda su primer ejercicio como capitán, una campaña complicada no ya por las lesiones sino porque se vio obligado, ya como referente principal del vestuario, a lidiar una convivencia difícil por la falta de resultados hasta diciembre y la diversidad de opiniones respecto al método de Asier
Garitano como entrenador.

El mutrikuarra, con contrato en vigor hasta los 33 años (cumplirá 30 en marzo) está en un punto de su carrera ideal. Con toda la experiencia acumulada en nueve años y su incuestionable magisterio sobre el terreno de juego, está obligado a volver a ser, con permiso de Mikel
Oyarzabal, el líder de la Real en el campo. Son muchos los que le están esperando.


Source link