Jamenei cierra la puerta al diálogo con Trump



“No considero que Trump sea una persona con la que merezca intercambiar mensajes; no tengo una respuesta para él y no voy a contestarle”, ha dicho este jueves el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, al primer ministro japonés, Shinzo Abe, de visita en Teherán. Sus palabras, difundidas a través de su web, confirman que Abe le ha llevado un mensaje del presidente norteamericano y suponen un jarro de agua fría a quienes esperaban que se abriera una vía de diálogo.
Abe, el primer mandatario japonés que visita Irán desde la revolución de 1979, se entrevistó este miércoles con el presidente, Hasan Rohani. Al concluir la reunión, confirmó que había viajado a Teherán con el objetivo de contribuir a reducir las tensiones regionales. Pero a pesar de las buenas palabras de ambos en la posterior comparecencia ante la prensa, el resultado final estaba pendiente de su audiencia con el líder supremo, un gesto que este tiene con contados dignatarios extranjeros. Jamenei, máxima autoridad política y religiosa del país, tiene la última palabra en todos los asuntos de seguridad nacional.

“No creemos que EE UU esté interesado en negociaciones sinceras con Irán porque algo así nunca vendría de una persona como Trump. La sinceridad no es muy frecuente entre los funcionarios estadounidenses”, ha asegurado el líder supremo.
Su desconfianza en el presidente norteamericano, le ha explicado a Abe, está fundada. Nada más regresar de Japón, donde le pidió que le transmitiera su mensaje, Trump anunció nuevas sanciones a la industria petroquímica iraní. “¿Es eso una prueba de que realmente quiere negociar?”, cuestiona el mandatario.
La rapidez con la que la Casa del Líder se ha apresurado a colgar en Internet la traducción al inglés de sus palabras indica el deseo de transmitir cuanto antes su negativa. Las expectativas despertadas por el viaje de Abe habían llevado a especular incluso con una eventual invitación a Rohani al G20 a finales de junio. Sin embargo, analistas iraníes conocedores de los entresijos del régimen se mostraban muy escépticos. Tal como indicó uno de ellos a EL PAÍS la víspera, el entorno del líder “se opone a negociaciones (…) y utiliza estas visitas para reforzar su legitimidad ante la opinión pública”.
“La República Islámica no confía en EE UU y la amarga experiencia previa que tuvimos negociando el PIAC nunca va a volver a repetirse, porque ninguna nación libre y sabia acepta negociar bajo presión”, ha añadido Jamenei en referencia al acuerdo nuclear, cuyo nombre oficial es Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC).
Para los iraníes ha sido un terrible fiasco la decisión de Trump de sacar unilateralmente a EE UU de ese pacto firmado entre Irán y las grandes potencias en 2015. La consiguiente reimposición de sanciones norteamericanas, incluidas sanciones secundarias que castigan a países terceros que comercien con Teherán, ha convertido en papel mojado el compromiso de los otros firmantes. Ni los europeos ni Rusia ni China son capaces de compensar el efecto sobre la economía iraní que sus dirigentes esperan impulsar tras haber aceptado límites voluntarios a su controvertido programa atómico.
“Nos oponemos a las armas nucleares y nuestros edictos religiosos prohíben la fabricación de esas armas”, ha insistido el líder supremo durante su audiencia a Abe. “Pero debe saber que si alguna vez intentamos fabricar armas nucleares, EE UU no podría hacer nada en contra y su prohibición no sería un obstáculo”.
Los portavoces iraníes mencionan con frecuencia que el propio Jamenei pronunció una fetua contra las armas atómicas, pero analistas críticos con el régimen la cuestionan. El líder supremo también ha rechazado la autoridad de Estados Unidos para decidir “qué país puede o no poseer armamento nuclear” porque, ha subrayado, “él mismo tiene miles de esas armas en sus arsenales”.


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