James Bond tiene tres meses para salvar las salas de cine

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Espectadores en una sala del cine Renoir Floridablanca, este verano en Barcelona.
Espectadores en una sala del cine Renoir Floridablanca, este verano en Barcelona.Marta Pérez / EFE

Nunca un otoño fue tan importante para las salas de cine como el que empezó hace unos días. “Si la cosa no mejora, cerramos de verdad”, aseguraba en el pasado festival de San Sebastián un exhibidor. Y aunque tras el final del confinamiento las salas han ido reabriendo con cuentagotas y pocas se han quedado en el camino, estos tres meses son clave: ya hay películas con tirón en las carteleras y viene una avalancha de estrenos. Ahora toca que el público vuelva. ¿Eso va a ocurrir?

En España había, según datos de abril de 2019, 3.593 pantallas, pertenecientes a unos 500 complejos cinematográficos. Desde la Federación de Cines de España (FECE), la principal asociación de exhibidores, explican que, tras los ERTE, las salas han aguantado. El martes que viene el Gobierno repartirá 10 millones de euros en ayudas a la exhibición, lo que complementa la línea aprobada en 2020 para cubrir “tanto los costes que sean consecuencia de las medidas sanitarias de prevención adoptadas, como los destinados a favorecer la visibilidad de la reapertura de los cines”: entonces fueron 13 millones. Luis Gil, director general de FECE, insiste: “Después de todos estos meses de restricciones y estrenos paralizados, es tiempo de esperanza. Las salas necesitan que vuelva la gente”. Pero Álvaro Postigo, director general de mk2, cadena de exhibición que cuenta con 125 pantallas en 10 complejos en España, advierte: “El público senior no ha regresado. Los amigos y amigas que se juntaban para ir al cine han perdido el hábito. Y no creo que sea por las plataformas. Curiosamente, los que van salen satisfechos. Necesitamos un revulsivo”.

Javier Bardem, en 'El buen patrón'.
Javier Bardem, en ‘El buen patrón’.

El pasado fin de semana se dio el pistoletazo de salida a la temporada: a Dune (que ya llevaba siete días en salas) se unían Maixabel (el drama de Icíar Bollaín), Respect (la biografía de Aretha Franklyn), Cry Macho (el retorno de Clint Eastwood) y No respires 2 (el terror siempre funciona bien en España). Hoy llegan Sin tiempo para morir (la última aparición de Daniel Craig como James Bond), Mediterráneo (la creación de la ONG Proactiva Open Arms) y Benedetta (Paul Verhoeven indaga en una relación lésbica entre monjas en el siglo XVII). Y posteriormente, toda una catarata de títulos con tirón: Madres paralelas, de Pedro Almodóvar; la ganadora de la Palma de oro Titane, de Julia Ducournau; Las leyes de la frontera, de Daniel Monzón; El buen patrón, de Fernando León; La crónica francesa, de Wes Anderson; El último duelo, de Ridley Scott; Way Down, de Jaume Balagueró; Veneciafrenia, de Alex de la Iglesia; West Side Story, de Steven Spielberg, y las nuevas entregas de Venom, Spider-man, Cazafantasmas, ¡Canta!, Resident Evil y Matrix. “Rozamos la saturación de títulos”, dice Postigo. “No vamos a poder digerir la cantidad de producto que va a salir de aquí a Navidades, especialmente el de calidad de la distribución independiente”.

Keanu Reeves, en 'Matrix resurrections'.
Keanu Reeves, en ‘Matrix resurrections’.

El menú tan variado y de calidad no acaba de triunfar. El pasado fin de semana las 20 películas más taquilleras sumaron 3,5 millones de euros y 528.000 espectadores, lideradas por Dune, con 1,2 millones de euros para alcanzar en total desde su estreno los 4,1 millones, y Maixabel, con 445.000 euros. “Entiendo que no volveremos a fines de semana en los que el top20 recaude ocho millones de euros”, apunta Gil. “Pero debemos alcanzar los siete millones”.

Una posibilidad es que los espectadores no hayan ido antes porque estaban a la espera de los cuatro días —desde el pasado lunes hasta ayer jueves— en que los cines han promocionado la vuelta a sus instalaciones con entradas a 3,5 euros. “No ha ido tan bien como esperábamos, porque éramos y somos optimistas, pero es cierto que algunas comunidades autónomas mantienen las restricciones. En Madrid, por ejemplo, hemos recuperado los aforos originales en las salas donde no se puede consumir, y en cambio aún seguimos al 75% de capacidad en los locales con palomitas”, explica el director de FECE, que subraya la importancia que tienen en los ingresos de los complejos cinematográficos las palomitas y los refrescos. “Son fundamentales”. Desde FECE creen que la noche del jueves, al cierre de la promoción #YoVoyAlCine, se habría podido superar el millón de espectadores. Postigo quiere expresar también su optimismo: “No ha ido tan bien como las Fiestas del Cine, y por prudencia ya desde el principio decidimos no llamarla así”. El responsable de mk2 insiste: “Venimos de pasar mucha hambre”, y aporta cifras. En los últimos cuatro días de septiembre de 2020 se vendieron 170.000 entradas. En los mismos días de 2019, hubo 440.000 espectadores. “Tradicionalmente, las Fiestas de Cine de otoño alcanzaban los dos millones de entradas. Seguimos lejos pero caminamos”.

Un momento de 'La crónica francesa'.
Un momento de ‘La crónica francesa’.

Para Cinesa, una de las grandes cadenas en España, con 38 complejos y 445 pantallas, el saldo de la acción ha sido, en cambio, muy positivo: “Se ha demostrado que la gente tiene ganas de ir al cine”. Y sobre el futuro, explican: “Es cierto que venimos de una época muy complicada, pero siempre nos hemos mostrado positivos. Y vamos a mantener las iniciativas que hemos impulsado estos últimos meses: alquiler de salas para celebrar cumpleaños o competiciones de gaming, eventos para empresas en nuestras salas, programación de ciclos temáticos… “.

¿Las ayudas desde las Administraciones son suficientes? “Todo es poco, por nuestro largo pasado de dificultades. Ahora esperamos más impulso desde las comunidades autónomas, que repartirán otros 17 millones. Estamos esperando que el Ministerio de Cultura les envíe las bases para que cada Gobierno autonómico las aplique en sus criterios”, reflexiona Gil. En el resto de Europa el retorno ha sido muy variado. Italia vive una situación parecida a la española, mientras que la larga tradición de apoyo al cine en Francia se ha notado en la vuelta en masa de su público a las salas y a sus películas. Como dice Gil, “sí, a veces da un poco de rabia”. Postigo, que efectivamente confirma las dudas entre sus colegas que se escuchaban en las reuniones durante el festival de San Sebastián, remata: “No nos salen aún las cuentas, pero veo la luz al final del túnel. Otra cosa es si el túnel va a ser más largo o más corto”.


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