Januzaj se viste de esmoquin


Le ha costado dos temporadas y media, pero Adnan
Januzaj por fin decide partidos importantes para la Real. Ayer, siendo un puñal en la banda derecha, fue capaz de desequilibrar el marcador culminando con un cabezazo una buena jugada colectiva. Su actuación se cuela en el top-3 de mejores partidos con la txuri urdin. Esta Real ha conseguido enganchar hasta a Januzaj. Mérito tienen ambos.



Imanol no dudó y premió a los mismos once valientes que pasaron por encima del Valencia. Entre ellos Januzaj, que repitió titularidad y fue el hombre más peligroso de la Real. El juego plano del primer tiempo sólo fue removido por el de Bruselas. Encaró a Carnero cada vez que pudo y conectó bien con Odegaard para generar los primeros ‘uy’ en la grada. Si el belga sonríe, tiene calidad de sobra para decantar partidos. Levantó al respetable con una jugada sensacional en línea de fondo que a punto estuvo de enviar a la red.

Januzaj tiene tanta confianza en sí mismo que ahora aquellos taconazos que antes salían rana ahora encuentran siempre destinatario. No obstante, al descanso ni Valladolid ni Real tiraron a puerta. Los donostiarras se dejaron lo mejor para la segunda mitad en la que metieron una marcha más.

Hasta de cabeza

El segundo acto comenzó como el primero, con Januzaj siendo el hombre más desequilibrante del partido. Nada más salir de los vestuarios el extremo tiró un centro medido a la cabeza de Isak, que sin potencia, no pudo hacer el 1-0. La Real mejoró sus prestaciones aunque los kilómetros ya pensaban en las piernas. Cuando Imanol preparaba un doble cambio en el que Januzaj tenía muchas papeletas para salir relevado, llegó el premio a la insistencia.

La jugada del gol no parece de la Real. En una acción de pillería donde nadie quería sacar de banda, Zaldua sacó rápido para encontrar a Odegaard, que conectó con Oyarzabal para profundizar en banda para sacar un centro al primer palo con la derecha que remachó a la red Januzaj. ¡Con la cabeza! Estalló de nuevo Anoeta con el segundo gol en la competición doméstica.

Los espacios se hicieron más grandes y, si antes el bruselense fue el que metió una marcha más, tras el gol fue capaz de otorgar la calma que necesitaba su equipo para adormilar el partido. En ese contexto, brilló con luz propia y se puso el esmoquin para sacar todo su repertorio de viguerías. Dio oxigeno y se permitió el lujo gustarse. Caños, paredes, taconazos… Un sinfín de jugadas individuales que nos permitieron ver al mejor Adnan
Januzaj con la Real. Si Imanol encima recupera al belga… este equipo es de Champions.


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