La historia seguro que les suena. Joao Félix dejó destellos. Brilló por momentos. Pero no fue decisivo. Es el resumen de la actuación del portugués en el duelo ante el Dortmund del miércoles. El jugador cedido por el Atlético de Madrid se estrenaba en Champions con el Chelsea, que acabó cayendo en Alemania (1-0) pese a merecer más por lo visto en el terreno de juego.
Como también Joao, que firmó un bien encuentro, siendo el atacante más destacado del equipo británico, al que le faltó acierto en los metros finales para haber sacado un mejor resultado en su primera visita al Signal Iduna Park.
Y eso es también lo que echó en falta el luso, acierto ante la meta contraria. Porque tuvo buenas ocasiones, pero escasa puntería. Protagonizó tres oportunidades claras. En la primera, buscó la escuadra y el balón se le marchó arriba. En la segunda, tras llevarse el balón en el área con un buen cambio de ritmo, trató de picársela al portero pero se encontró con el larguero. Y en la tercera, tuvo que rematar rápido en el área y el disparo le salió centrado.
A Joao Félix sólo le faltó en gol en su tercer partido con el Chelsea pero como decimos, dejó buenas sensaciones sobre el césped. Prueba de ello es que su entrenador, Graham Potter, le mantuvo en el campo hasta el pitido final de Gil Manzano, con el que se reencontró el portugués tras protagonizar algún episodio polémico en España. Ambos dialogaron en varias ocasiones, dejando claro que aquella expulsión ante el Athletic ya es agua pasada.