La afición del Athletic se hizo sentir en el Bernabéu


El balance de este clásico de la Liga antes del encuentro de anoche venía a resumirse en 88 enfrentamientos ligueros entre ambos equipos en el Bernabéu con 59 victorias madrileñas, 13 bilbaínas, 16 empates, 223 goles a favor de los locales y 99 de los visitantes. El último triunfo de los leones en este escenario se remontaba a la jornada 24 de la temporada 2004-2005, 0-2 a favor de los de Valverde. Desde entonces hasta antes de este domingo prenavideño 13 tropezones rojiblancos y un solo empate (hace dos campañas con Ziganda en el banquillo). Al punto sumado en su día con Kuko habrá que añadirle a partir de ahora el cosechado esta vez con Gaizka Garitano.



Los de Zidane afrontaban además esta nueva cita liguera con la moral cargada tras las tablas consecutivas firmadas lejos de su campo frente a Valencia y Barça y, sobre todo, por la buena imagen dada días antes en el Camp Nou. Sus protestas por el arbitraje recibido ante el Barça también quedaron patentes. Faltaba por comprobar cuál iba a ser la reacción de su hinchada y el comportamiento del propio árbitro de la contienda.

La respuesta de la afición merengue en cuanto sonó por la megafonía del campo la palabra VAR y los nombres de los colegiados dejó bien a las claras su malestar con el colectivo arbitral. Raúl García, por cierto, también se llevó su correspondiente reacción de pitidos al ser anunciado su nombre en la alineación titular del Athletic. Los aplausos de las decenas de seguidores rojiblancos ubicados en la tribuna superior de uno de los córners del estadio palió en parte dicha protesta, habitual en este escenario por otra parte, hacia el navarro.

La presión ambiental hacia el colegiado volvió a quedar patente en el minuto 5 tras un agarrón de Dani García que se quedó sin la correspondiente amarilla. Las protestas locales fueron sucediéndose, salvo en el gol anulado a Kodro por fuera de juego cerca del descanso, mientras la hinchada bilbaína coreaba aquello de “Así, así, así; así gana el Madrid”. También sonó en el graderío bilbaíno los clásicos “Ni Barça ni Madrid, Athletic” y “Míralos como se acojonan”.

El pitido final de Cordero Vega, que tuvo de todo a lo largo de la noche sin llegar a dejarse impresionar por la presión del Bernabéu y de algunos jugadores de Zidane, supuso una explosión de alegría tanto en el banquillo como en la tribuna del Athletic. Los leones permanecieron abrazados algunos minutos en el centro del campo y Villalibre, que ayer dejó patente su instinto rematador, tuvo a bien acercarse hasta uno de los fondos para regalar su camiseta.

La vuelta a casa, en autobús

La expedición rojiblanca regresó bastante mermada de madrugada a Bilbao, pero esta vez no fue en vuelo chárter. A los contados componentes de la delegación del Athletic desplazados a Madrid que optaron por regresar en el día a casa les tocó hacer el viaje en autobús. A la antigua usanza.


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