La erupción se reactiva en el cono principal, donde aumenta el flujo de lava

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El volcán Cabeza de vaca, en Cumbre Vieja vuelve a incrementar sus explosiones y las emisiones de lava durante la tarde de este lunes, según han confirmado fuentes del Instituto Geográfico Nacional (IGN) tras varias horas de relativa inactividad. Estos parones y regresos a la actividad son habituales en este tipo de erupciones, según han explicado estas fuentes. A última hora de la noche, el Gobierno de Canarias retrasó la distancia que le faltaba por recorrer a la lava hasta la línea costera a 1.200 metros, frente a los 300 estimados anteriormente.

La lava ha cogido mucha velocidad en su camino al mar en la última hora tras una tarde de relativa inactividad, lo que hace más probable que desemboque en aguas del Atlántico en las próximas horas. El cauce, además, parece haberse ensanchado. La salida del letargo del volcán ha coincidido con un drástico repunte de la sismicidad, según muestran los datos del IGN.

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El avance de la lava por el valle de Aridane ha engullido, según los últimos datos disponibles, hogares, caminos y todo lo que encuentra a su paso, como muestran las imágenes de satélite. El panorama es desolador: más de 230 hectáreas arrasadas y entre 500 y 600 edificios destruidos.

Este mediodía, el camino de la lava se había visto frenado por la orografía de la isla de La Palma. Esta circunstancia había llegado al comité científico del Plan Especial de Protección Civil y Atención a Emergencias por Riesgo Volcánico (Pevolca) a dudar si la lava pudiera terminar llegando al mar o no. “No lo sabemos”, declaró entonces su director técnico, Miguel Ángel Morcuende. “Si hubieran proseguido las condiciones que se daban a las 20.00 del domingo, ya habría llegado sin duda. Pero el volcán tiene ratos de crecimiento y otros de decaimiento”. Todo parece indicar que estas condiciones vuelven a darse.

Este incremento de la velocidad de la lava durante la tarde del domingo obligó a decretar de urgencia, a medianoche, el confinamiento de cuatro núcleos poblacionales debido al peligro de emanaciones de gases tóxicos por la interacción del material magmático con el agua marina, ante la posibilidad de que la colada llegara al mar en la madrugada del lunes en la zona costera de Tazacorte, según el plan de emergencias.

Sin embargo, tras una noche de constantes explosiones, la emisión de lava, humo y cenizas cesó poco después de las 8.30 (hora canaria) de este lunes. Durante algo más de dos horas no se apreció, a pie de volcán, en la localidad de Tajuya, señal alguna de que Cumbre Vieja estuviera expulsando magma. A las 10.30 (hora local), se volvían a apreciar las emisiones. Estos parones son habituales en este tipo de erupciones, informaban fuentes del IGN, si bien matizaron que resulta raro que sean tan bruscos.

“Nos enfrentamos a una etapa de aparente menor fuerza”, había explicado este mediodía en declaraciones a la Televisión Canaria Rubén López, vulcanólogo y portavoz del IGN. “Presenta un comportamiento irregular, con diversos pulsos”, aseguró. Respecto a las posibles causas de esta aparente menor actividad, López matizó que “resulta complicado aventurar nada teniendo una población tan golpeada porque hablamos de un proceso que sucede a kilómetros bajo tierra. Pueden ser muchas causas y no hay necesidad de desatar ningún tipo de alarma”.

La colada de lava que destruye casas y cultivos, en cualquier caso, no se ha detenido en ningún momento, pese a la ralentización de las primeras horas de este lunes. Las estimaciones del Pevolca cifran en más de 46,3 millones los metros cúbicos de material piroclástico emitido por el volcán.




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