La FIFA debe poner orden a la ventana de verano


El Barça está sólo en la intersección. De todos los equipos vivos en la Champions y que aún le queda un tramo de su Liga doméstica por disputar, es el único que no tiene ningún jugador que termine el contrato el 30 de junio. Por una vez, el Barça se libra de un problema y, por lo tanto, los jugadores que viajen el sábado a Mallorca podrán llegar a la final europea, en Lisboa, Frankfurt o donde quiera que se juegue, sin problema jurídico alguno. Pero, por más que la FIFA contemple que los clubs podrán disponer de sus jugadores más allá de un contrato que finalice el 30 de junio de 2020, hay que ver qué dirán los jugadores en cuestión. O cómo se lo tomarán los clubs que ya tienen apalabrados alguno de esos jugadores y que no querrán que la operación se trunque por el riesgo de una lesión al jugar, de más, en un equipo donde ya le expiró el contrato. Otro tema a solucionar, nada menor, es cómo coordinar el mercado de verano.



A estas horas, hay tantos calendarios distintos de cierre de campeonatos y de inicio de la temporada 2020-21 que aquello de fichar hasta el 1 de septiembre ha quedado periclitado. Pero la FIFA debe tomar las riendas del asunto y acotar un calendario que, como mínimo, coordine las cinco grandes Ligas. O esto o el caos. La reunión de la FIFA de la próxima semana será clave.


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