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La inflación de Estados Unidos apenas da un mínimo respiro en abril al bajar al 8,3%

La inflación de Estados Unidos apenas da un mínimo respiro en abril al bajar al 8,3%

La gasolina y el gasóleo marcan estos días en Estados Unidos los precios más altos de su historia. La inflación se ha convertido en el problema económico que está en el foco de la pelea política. Un día después de que el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, anunciase un plan para combatirla, el Departamento de Trabajo certificó ayer que queda mucho por hacer. La subida interanual de los precios cedió mínimamente desde el 8,5% de abril, pero sigue cerca de ese nivel, que era el máximo en cuatro décadas.

Los precios de consumo subieron un 0,3% en abril y un 8,3% en los últimos 12 meses, según la estadística publicada este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales. La gasolina y el gasóleo, que han vuelto ahora a máximos, bajaron algo de precio ese mes, así que la energía facilitó ese mínimo descenso. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos, sin embargo, ya está en el 6,2%.

Los ascensos de precios se extienden por todo el país, pero son especialmente fuertes en el sur, sobre todo en Miami, una de las ciudades más dinámicas desde la pandemia. Allí el alza interanual de los precios ronda el 10%, lo que no se veía desde principios de los años ochenta del pasado siglo.

Los economistas creen que el 8,5% de marzo puede haber marcado el pico de esta ola de inflación, en parte por el efecto base: la comparación de los precios empieza a realizarse frente a meses en los que ya se vivió una subida importante. Hasta el respiro de abril, la inflación encadenaba siete meses al alza.

La elevada inflación ha llevado a la Reserva Federal a acelerar la subida de los tipos de interés. Tras un primer movimiento de 0,25 puntos en marzo, el banco central de Estados Unidos, por primera vez desde 2000, subió los tipos medio punto, hasta el rango 0,75%-1% en su última reunión sobre política monetaria. Su presidente, Jerome Powell, anunció que planea subirlos medio punto porcentual más en la reunión de junio y otros 50 puntos básicos en la de julio.

Ese es el escenario central, pero si la inflación no remite, la Fed puede ser más agresiva: “No descartamos [subidas de tipos de] 75 [puntos básicos] para siempre”, declaró este martes a Bloomberg TV Loretta Mester, presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland. “Si la inflación no baja, tendremos que acelerar”, añadió.

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En realidad, las condiciones financieras ya se han endurecido notablemente. Antes incluso de que Powell ejecute sus subidas de tipos de los fondos federales, el dólar se ha fortalecido y los tipos de interés a largo plazo han subido con fuerza. Las Bolsas están sufriendo una fuerte caída y han tocado sus mínimos del último año. El reto de la Fed es tratar de lograr un aterrizaje suave, es decir, enfriar la economía para contener la inflación sin llegar a provocar una recesión.

En la pelea política

El problema ha alcanzado cariz político. Este mismo martes, el presidente de Estados, el demócrata Joseph Biden, anunció su plan contra la inflación. Más que el anuncio de nuevas medidas, consistió en transmitir que la lucha contra la inflación es una prioridad de su Gobierno, que la culpa es de la pandemia y del presidente ruso, Vladímir Putin, y que los republicanos no tienen propuestas concretas para resolver el problema.

Hoy miércoles viaja a Kankakee, en el estado de Illinois, para reunirse con granjeros y explicarles las medidas que la guerra de Ucrania tiene la culpa de sus males. En el programa oficial de la visita figura que Biden hará comentarios sobre la “Subida de Precios de Putin”, así, con mayúsculas, por segundo día consecutivo.

Biden es consciente de que aunque la tasa de paro esté en mínimos, las subidas de precios generan malestar y “frustración”, en sus propias palabras, para toda la población. Con las elecciones legislativas de medio mandato en el horizonte (se vota un tercio del Senado y toda la Cámara de Representantes el 8 de noviembre), Biden ha hecho caso a eso de que la mejor defensa es un buen ataque. Ha cargado contra los republicanos, aprovechando una propuesta de uno de sus senadores que la mayoría de sus compañeros ni siquiera comparte y que implicaría subidas de impuestos. Los republicanos le han contestado que está “desesperado por echar la culpa a alguien de la peor inflación en 40 años” y que “los estadounidenses saben que él es el responsable”.


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