Indicador de los precios de la gasolina, el 14 de junio en una estación de servicio de Washington.STEFANI REYNOLDS (AFP)
Un nuevo pico desde los años ochenta, que esta vez ya roza los dos dígitos. Los datos del índice de precios al consumidor (IPC), la principal herramienta para medir la inflación, arrojan un incremento del 9,1% en junio en comparación con el año anterior, el ritmo anualizado más rápido desde 1981. En tasa mensual los precios escalan un 1,3% en su tasa mensual y la inflación subyacente mensual, descontados los precios más volátiles de energía y alimentos, subió el mes pasado el 0,7%. El alza fue propulsada por los precios más altos de la gasolina, el aumento de los alquileres y el notable encarecimiento de los comestibles.
Los datos superan las previsiones de los expertos, que apuntaban a una subida del 8,8% y el 1,1%, respectivamente. Incluso la Casa Blanca se había curado en salud, advirtiendo de que se registraría un índice de inflación “muy elevado en junio a causa del precio de la gasolina”, explicó este miércoles la portavoz, Karine Jean-Pierre. En mayo, la subida fue del 8,6% y del 1%, respectivamente. Para la Administración de Joe Biden, una inflación en máximos es la peor baza posible para las elecciones de medio mandato, en noviembre.
El aumento ha sido generalizado, siendo los índices de gasolina, vivienda y alimentos los más grandes contribuyentes. El índice de energía subió un 7,5% durante el mes y contribuyó casi la mitad del incremento, con el precio de la gasolina un 11,2% más caro. En cuanto a la alimentación, según muestran los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas de EE UU, subió un 1% en junio.
El endurecimiento rápido de la política monetaria en EE UU para contener la presión de los precios alimenta la inquietud sobre el crecimiento y pone nerviosos a los mercados. Los últimos datos de inflación animan a la Reserva Federal a otro gran aumento de los tipos, con una probable subida de tres cuartos de punto porcentuales en su próxima reunión, a finales de este mes.
Los futuros de acciones estadounidenses avanzaban en la apertura de la sesión en un mercado cauteloso dominado por una perspectiva económica oscura, pero no tanto, y cayeron abruptamente tras la publicación de los datos del IPC. Los futuros de S&P 500 y Nasdaq 100 registraban ganancias modestas después de otra sesión volátil el martes que terminó con ambos indicadores en rojo. Los bonos del Tesoro marcaron a la baja, aunque una parte clave de la curva permanece invertida, una señal potencial de recesión en el futuro. El rendimiento a 10 años en un punto estuvo el martes 12,4 puntos básicos por debajo de la tasa a 2 años, un nivel no visto desde 2007.
Las incipientes señales de alivio que los economistas esgrimían antes de la publicación del IPC de junio apuntaban a la discreta pero sostenida caída de los precios del gas. Se trata de un descenso demasiado reciente como para reflejarse en los datos de junio, pero, según los expertos, podría ayudar a revertir la tendencia alcista. Casi todos los analistas consideraban que este puede ser el último pico histórico de la inflación, ya que, aparte del precio de la energía y los alimentos, las tendencias de inflación de todos los demás bienes están comenzando a moderarse. Target, al igual que otros grandes minoristas, informó recientemente de que tenía problemas para dar salida a su inventario, lo que demuestra una incipiente contención por parte del consumidor estadounidense. El alivio, en todo caso, parece que será lento.
El Fondo Monetario Internacional ha recortado sus proyecciones de crecimiento para la economía estadounidense y advirtió de que un aumento generalizado de la inflación plantea “riesgos sistémicos” tanto para el país como para la economía mundial. Los datos de empleo en junio, más positivos de lo esperado, alejan el temor a la recesión y animan a la Fed a subir más los tipos.
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