La izquierda francesa tantea un frente común ante la amenaza de una nueva final Macron-Le Pen


¿Puede la debilitada izquierda francesa unir fuerzas para evitar un nuevo duelo presidencial en 2022 entre el mandatario Emmanuel Macron y la líder de ultraderecha Marine Le Pen? La idea, relanzada este fin de semana con un encuentro en París de altas figuras de diversos partidos de este espectro político, no es nueva. Desde que la victoria del “ni de izquierdas ni de derechas” de Macron provocara en 2017 una debacle en una izquierda (y también la derecha convencional), que no ha vuelto a levantar cabeza, se ha hablado de la posibilidad, y hasta necesidad, de formar un frente común. Sobre todo para evitar la llegada al poder de la extrema derecha, algo que según las encuestas ya no parece tan disparatado. Los sondeos también demuestran de forma consistente que el electorado de izquierdas francés desea esa unión de sus líderes. Pese a ello, hasta ahora, todos los intentos han fracasado. ¿Puede ser esta vez diferente?

Algo en cualquier caso ha cambiado. Empezando por el hecho de que, si bien a la reunión del sábado a puerta cerrada en un hotel de París no acudieron todos los líderes de la izquierda, sí estuvieron presentes altos representantes de todas las formaciones. En total, fueron una veintena los que acudieron la llamada del eurodiputado ecologista y aspirante a candidato Yannick Jadot, que instó a la izquierda a “sentarse en la mesa para construir el gran proyecto de esperanza” de cara a las presidenciales del año que viene.

Ese proyecto está lejos de concretarse. Del encuentro no ha salido ningún programa en firme (ni siquiera emitieron una declaración conjunta), más allá de la promesa de volver a reunirse “a finales de mayo” y acordar una especie de “alto el fuego” entre las izquierdas, que acordaron dar una “respuesta común” tanto ante proyectos del Gobierno o cuando uno de ellos sea atacado por el Ejecutivo o las derechas, tal como ha sucedido últimamente con alcaldes ecologistas o en materia de laicidad.

Aun así, que todos aceptaran posar juntos tras la cita puede entenderse como un potencial punto de inflexión, aunque en la foto falten figuras clave de la izquierda, empezando por el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, y no todos los presentes miren hacia el mismo lado. Sobre todo en lo que se refiere a presentar una candidatura única, el punto más conflictivo antes y ahora entre la izquierda.

Participantes como el primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, se mostraron confiados de que “habrá un candidato y proyecto comunes”, idea que también apuntó Jadot, pese a que sigue evaluando su propia candidatura. Otros dentro de sus filas se han mostrado más cautos, como el secretario general de los ecologistas EELV, Julien Bayou, que alertó en contra de precipitar los tiempos. “Tenemos un calendario para designar a nuestro candidato y queremos trabajar al mismo tiempo en esta coalición, que debe ser más amplia que un dúo PS-EELV”, dijo, según Le Monde. Y luego está Francia Insumisa, cuyo representante en la reunión, el diputado Éric Coquerel, acusó este domingo a Faure de “forzar” una decisión que aún no ha sido tomada. El líder insumiso, Mélenchon, ya ha formalizado su candidatura para 2022. El Partido Comunista de Francia (PCF), que en las dos presidenciales previas apoyó a Mélenchon, apuesta en esta ocasión por candidato propio, Fabien Roussel.

En cualquier caso, nadie se engaña sobre el inmenso desafío. “Ante el riesgo de la extrema derecha, necesitamos construir una oferta política”, dijo la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que tampoco oculta sus deseos de ser candidata del Partido Socialista, aunque todavía no ha dado formalmente el paso.

Por si a alguien aún le cabían dudas de que la carrera presidencial de 2022 avanza hacia un duelo Le Pen-Macron, hace justo una semana, una encuesta del instituto Ifop para el Journal du Dimanche lanzó una nueva ducha fría: no solo se confirma esa dupla para la segunda vuelta, sino que al presentar a los sondeados con diez posibilidades diferentes de potenciales candidatos de izquierdas y derechas, el resultado volvía a ser el mismo: una final entre Macron y Le Pen. El fiasco va más allá: Hidalgo apenas lograría el 7% en primera vuelta, Jadot el 6%. Incluso Mélenchon conseguiría un resultado muy por debajo del 19,5% que logró en 2017.

“Divididos, la posibilidad de ganar es cero”, reconoció el sábado el excandidato socialista Benoît Hamon, que en 2017 obtuvo solo 6% de votos, el peor resultado en la historia del PS. Para el ecologista Jadot, la reunión del sábado fue “el primer peldaño de una escalera alta”. La cuestión es si esta vez lograrán llegar hasta el final.


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