La ley de Nyom supera al Barça

El presidente del FC Barcelona, Josep Bartomeu, en partido del Barça el Panathinaikos de la Euroliga.
El presidente del FC Barcelona, Josep Bartomeu, en partido del Barça el Panathinaikos de la Euroliga.Alejandro García / EFE

La fractura entre el presidente Josep Maria Bartomeu y la plantilla del Barcelona no se cierra sino que se agranda cuando media incluso un voto de censura promovido por 19.532 socios y que si la pandemia no lo impide se someterá a las urnas el 1 y 2 de noviembre. A falta de diálogo, se impone el burofax para negociar los asuntos comunes como ya pasó con el litigio de Leo Messi. Ahora es la plantilla azulgrana la que tiene previsto mandar un burofax a los despachos del club para comunicar, de manera oficial, su disgusto por cómo la directiva intenta pactar un nuevo acuerdo para amortiguar las perdidas en la temporada 2020-2021, consecuencia de la crisis económica por la pandemia de la Covid-19. Al igual que ya pasó la pasada campaña, los jugadores no se niegan a reducir sus salarios sino que no aceptan las condiciones que impone la junta para comenzar las conversaciones en la mesa de negociación anunciada desde las oficinas del Camp Nou.

La semana pasada, cuando la mayoría de internacionales se encontraban fuera de Barcelona para afrontar los compromisos con sus selecciones, los futbolistas del primer equipo recibieron un e-mail de parte de club en el que se le informaba de que en los próximos 15 días se formaría una mesa de negociación en la que participarían los empleados de club para pactar las reducciones salariales y en las que inicialmente estará un solo representante del primer equipo. “¿Cómo nos pueden pedir que participe un solo jugador y que se siente en una mesa con otros empleados que tienen un convenio de trabajo completamente diferente al nuestro?”, se pregunta un jugador del equipo de Ronald Koeman.

La plantilla quiere que primero se negocie quiénes deber formar parte de la mesa de negociación para después pactar una solución económica que favorezca a todas las partes. “En marzo ya pagamos de nuestro bolsillo a los empleados”, asegura la misma fuente. “No deja de sorprendernos que desde dentro del club hubiera quien tratara de ponernos bajo la lupa…”, se quejó Messi, en marzo, mediante un comunicado que fue secundado por toda la plantilla cuando aceptaron rebajarse los salarios en un 70% mientras durara el parón.

“Los jugadores vuelven a flipar. Es normal. Lo hacen todo mal”, dice un empleado del Barça, cercano al primer equipo. En el Barcelona no hablan de una reducción en los sueldos, como ya sucedió la campaña pasada, sino de una “adecuación salarial transitoria”. Es decir, que el porcentaje de la ficha que el club se ahorre esta campaña se pague en las siguientes. “En definitiva, cuando finalice sus contratos, nadie cobrará menos”, dicen en el Barcelona. La directiva, en su intento de rebajar los gastos, se desprendió de Rakitic (1,5 millones, más nueve en variables al Sevilla), Arturo Vidal (un millón en variables al Inter) y Luis Suárez (seis en variables al Atlético) y se ahorró cerca de 60 millones de euros en salarios.

El disgusto comienza con los jugadores del primer equipo y continúa con los empleados. El comité de empresa del club entiende que la solución no pasa por reducir el salario de los trabajadores no deportivos. “Todos sabemos que el colectivo de empleados fijos no somos el problema, por lo que la viabilidad del club pasa por un acuerdo con los deportistas profesionales, principalmente con el primer equipo de fútbol”, informó el comité a sus miembros. La temporada pasada (el club no ha informado del presupuesto de gastos para la campaña 2020-2021), el Barça gastó 51 millones de euros en salarios no deportivos y 636 en los deportivos, un 66% del total de los egresos.

“Nos piden sacrificios a nosotros y durante el mercado de fichajes el club siguió gastando dinero”, explica un empleado, que no entiende por qué se ha invertido en el filial, cuando se podía contar con los jugadores del juvenil. “Se gastaron 12,5 millones en fichajes para el B”, añade. El comité de empresa lo tiene claro: “Si no se llega a un acuerdo se deberían tomar acciones contundentes al respecto”. Y los jugadores del primer equipo también: “Flipamos con las formas de esta gente”. Jugadores y comité no quieren mesa conjunta y tendrán que negociar por separado.

Bartomeu considera una prioridad que la mesa de negociación alcance un acuerdo antes del 5 de noviembre, tres días después del referéndum por el voto de censura, mientras que la otra parte no descarta recurrir a un abogado laboralista. El traspaso de poderes al que aspira el presidente pasa por cuadrar las cuentas –la rebaja pretendida sería de un 30%- después de que el pasado ejercicio acabara con un déficit de 97 millones.


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