La ley del silencio


La ley del silencio en los campos impera en el fútbol hasta nueva orden. Los estadios vacíos marcan una tendencia novedosa, nunca vista, por causas sanitarias de fuerza mayor. Las autoridades no rechazan que esta temporada se pueda jugar con público en las gradas, objetivo que sin embargo se entiende como una carrera de obstáculos, no exenta de dificultad. La Real está preparada para cuando obtenga la luz verde y pueda recibir a su gente en Anoeta, aunque depende de una serie de legislaciones.



La postura que decida adoptar la Real, si decantarse o no por jugar con público, necesitará del permiso del Gobierno español en primer lugar. Fuentes consultadas por MD aseguran que la mayor potestad para determinar el acceso de la afición a las gradas pertenece a la administración estatal. Siempre, al menos, que dure el estado de alarma vigente. La última prórroga, aprobada en el Congreso, termina el 21 de junio.

La Real, por lo tanto, igual que el resto del fútbol profesional, no podrá activar el regreso de sus seguidores a Anoeta sin el visto bueno del Estado. La presidenta del Consejo Superior de Deportes, Irene
Lozano, es tajante al dar por “imposible” que “haya público en unos estadios y en otros no”. Se trata de un principio fundamental del derecho deportivo, relativo a la igualdad en la competición.

El Gobierno Vasco podrá solicitar desde el lunes, día en que Euskadi entra en la Fase 3 de la desescalada, que las puertas de Anoeta se abran. El Lehendakari posee las competencias requeridas para reclamar o impedir que haya fútbol con público en su territorio, pero siempre dependiendo de Madrid porque la competición liguera entra en la jurisdicción estatal: no es una liga vasca. La Real queda a expensas de que el ejecutivo vasco se pueda pronunciar en el decreto que publica los domingos.

En tercera instancia entra en juego el Ayuntamiento de San Sebastián. Al estar Anoeta ubicado en su territorio, el consistorio lleva la voz cantante municipal y está amparado para intervenir en la decisión concerniente a la presencia de público en el graderío del estadio donostiarra.

No hay una norma regulada

El camino, por lo tanto, no es sencillo si el objetivo de la Real fuera jugar las últimas jornadas de Liga en casa con parte de su hinchada in situ. Sobre la alternativa de que cada equipo de Primera o Segunda División se apoye en la fase en que se encuentre la Comunidad Autónoma correspondiente, las autoridades gubernamentales se muestran inflexibles. “El fútbol debe ser inicialmente sin público. Es una liga nacional y una de las reglas fundamentales en el deporte es la igualdad de armas”, afirmó ayer el ministro de Cultura y Deporte, José
Manuel
Rodríguez
Uribes, en la Cadena SER. El ministro de Sanidad, Salvador
Illa, también cerró filas. “El acuerdo es que los partidos se celebren de momento a puerta cerrada y en las condiciones que ha acordado el Consejo Superior de Deportes, respetando los protocolos supervisados”, explicó.

En caso de que la pandemia evolucione en términos favorables, la puerta a que el fútbol sea con público no se ha clausurado. En el seno de la Real, no obstante, existen dudas acerca de cuáles serán las reacciones a los imprevistos que puedan surgir. Por ejemplo, a si la competición seguirá su curso en caso de positivos por Covid una vez reanudada la Liga. También está por decretarse un porcentaje de asistencia al estadio, el número de accesos, la naturaleza de las agrupaciones o las distancias entre aficionados. Para ello se tendrá que aprobar una norma específica que todavía no está regulada.


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