La policía israelí custodia el cadáver del atacante palestino abatido, el sábado en Jerusalén.

La muerte de un asaltante palestino tiroteado en el suelo desata la polémica en Jerusalén

La policía israelí custodia el cadáver del atacante palestino abatido, el sábado en Jerusalén.
La policía israelí custodia el cadáver del atacante palestino abatido, el sábado en Jerusalén.AHMAD GHARABLI (AFP)

El entorno de la Puerta de Damasco, el principal acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén, ha vuelto a teñirse de sangre. Un joven palestino apuñaló en la tarde del sábado a un judío ultraortodoxo ―que fue ingresado en un hospital con heridas de consideración― antes de ser abatido a tiros por agentes de la Policía de Fronteras, cuerpo de seguridad militarizado. Lo de costumbre en la Ciudad Santa desde el estallido de la llamada “Intifada de los cuchillos” en octubre de 2015, aunque de forma cada vez más intermitente. Las imágenes de los hechos grabadas por cámaras de seguridad y teléfonos particulares, sin embargo, han desatado ahora la polémica sobre los dos disparos policiales que remataron al agresor cuando yacía en el suelo malherido.

En contra de lo habitual, la policía se apresuró a difundir un vídeo (en blanco y negro y sin audio) de 50 segundos grabado en una rotonda situada entre la puerta de Damasco y la zona comercial de la calle de los Profetas. En las imágenes se observa al palestino identificado como Mohamed Salima, de 25 años, residente en la localidad de Salfit (norte de Cisjordania), clavando un cuchillo en el pecho y en la espalda a un israelí vestido de negro: el ultrarreligioso Abraham Elmellah, de 20 años, quien regresaba del rezo de la tarde en el Muro de las Lamentaciones. Poco después, el joven palestino se dirige hacia un policía de fronteras que había acudido a la zona e intenta apuñalarlo también.

En ese momento, otro agente abre fuego contra el agresor, que cae y queda tendido en el suelo. En los instantes finales, los dos policías mantienen encañonado al asaltante. Tras recibir aparentemente dos disparos de bala, queda definitivamente inmóvil. Otros policías llegan entonces a la escena y parecen indicar con gestos a sus compañeros que dejen de abrir fuego.

POLICÍA DE ISRAEL

Imágenes grabadas desde el interior de un coche con un teléfono móvil (en color y con sonido) muestran los 22 segundos finales. En ellas se escuchan las detonaciones de los dos disparos consecutivos efectuados por uno de los agentes, el segundo de los cuales remata al palestino Salima, militante del partido nacionalista Fatah y que había sido encarcelado recientemente en Israel acusado de “incitación a la violencia”.

La Policía de Fronteras abrió de inmediato una investigación sobre los hechos, interrogó a los dos agentes implicados y se incautó de sus armas para examinarlas. “Se trata del procedimiento habitual en estos casos”, aseguró un portavoz policial. Ambos policías de fronteras, cuerpo en el que muchos jóvenes israelíes se alistan para cumplir el servir militar obligatorio, recibieron asistencia legal durante el interrogatorio.

El primer ministro, el ultranacionalista Naftali Bennett, expresó su apoyo a los dos agentes por haber actuado “con profesionalidad, resolución y rapidez en un ataque terrorista”. El ministro de Seguridad Pública, el laborista Omer Barlev, matizó este domingo su respaldo en declaraciones a la radio: “No se puede dudar en este tipo de situaciones. Las fuerzas (de seguridad) tienen que utilizar su mejor criterio profesional sobre el terreno, aunque finalmente no sea el acertado”.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, denunció la muerte de Salima como “una ejecución extrajudicial” y “un crimen de guerra que ha quedado grabado”. También el diputado árabe israelí Ahmed Tibi exigió que se forme una comisión de investigación en la Kneset (Parlamento) sobre los hechos, que calificó como “una ejecución a sangre fría de un hombre herido que ya no representaba una amenaza”.

“El asaltante no fue neutralizado, fue sumariamente ejecutado”, apostilló la ONG pacifista israelí B’Tselem. Otro dirigente árabe israelí, el ministro de Cooperación Regional, Issawi Frej, afiliado al partido pacifista Meretz, intentó zanjar la polémica en una intervención a través de Twitter: “Solo cabe abrir fuego en estas situaciones si se trata de salvar vidas, y no para acabar con la vida de quien ya no representa ningún peligro. Las imágenes que hemos visto muestran un acto de indiferencia ante la vida humana”.

La semana pasada, un israelí murió y otros tres resultaron heridos en un inusual atentado con arma de fuego cometido por un palestino en la Ciudad Vieja de Jerusalén. El atacante, un habitante de Jerusalén Este afiliado al partido islamista Hamás, abrió fuego con un subfusil ametrallador en uno de los accesos a la Explanada de las Mezquitas, antes de ser abatido a tiros por las fuerzas de seguridad. Entre 2015 y 2016 una ola de violencia denominada “Intifada de los Cuchillos” causó la muerte de decenas de israelíes y de casi tres centenares de palestinos, en su mayoría atacantes que fueron “neutralizados” por las fuerzas de seguridad.

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