La mujer que ha hecho explotar la Academia de los Grammy



Qué tiempos aquellos en que las galas de premios de Hollywood perdían de pronto a su presentador por unos tuits antiguos, les llovían críticas por su falta de diversidad o las estrellas se equivocaban al leer el ganador. Los premios Grammy de la industria de la música nortemaericana que se entregan este domingo en Los Ángeles llegan envueltos en polémica, pero a un nivel nunca visto. Las estatuillas se van a entregar entre acusaciones de incompetencia, machismo, corrupción y hasta violación.
La voladura de la cúpula de la Academia de la Grabación comenzó el pasado viernes, 17 de enero. La institución que entrega los Grammy anunció a diez días de la gala que su nueva CEO quedaba suspendida de sus funciones temporalmente (“licencia administrativa”, fue el termino exacto”) por una queja en su contra presentada por parte de una trabajadora. Esta mujer, una asistente de dirección, según Dugan, la acusa de crear un “ambiente tóxico” y la califica de acosadora. Deborah Dugan, una ejecutiva con tres décadas de experiencia en la música, era la primera mujer directora ejecutiva de los Grammy en su historia. Llevaba en el puesto apenas cinco meses.
Dugan había trabajado en las casas EMI y Capitol y en los últimos ocho años había sido la directora ejecutiva de RED, el sello benéfico de Bono. Su presencia como líder de la Academia de la Grabación pretendía abrir un nuevo capítulo en una institución que no podía aplazar más la respuesta a una imagen de acartonada y machista.
El origen de las turbulencias hay que buscarlo en enero de 2018 cuando, en el momento más intenso del movimiento MeToo, los Grammy fueron criticados por su falta de mujeres en las nominaciones técnicas y entre los presentadores. Neil Portrow decidió meterse en la polémica en su discurso en la gala. Dijo que las mujeres tenían que “mejorar su rendimiento”. Step up, fue la expresión en inglés. En medio de la gala de los Grammy, aquello sonó exactamente tan mal como sigue sonando hoy.
El mundo del espectáculo interpretó que Portrow les estaba diciendo a las mujeres de la industria de la música que si querían premios se lo tenían que currar más. La frase era más amplia, quizá no quiso decir lo que dijo, pero a pesar de las explicaciones, no hubo matización posible. Portrow acababa de sellar su futuro en la presidencia de la Academia de la Grabación. Los Grammy de 2019 fueron los premios de las mujeres. Presentados por Alicia Keys (que repite este año), empezaron con Michelle Obama en el escenario. En agosto, Portrow fue sustituido por Dugan.

Lady Gaga, Jada Pinkett Smith, Alicia Keys, Michelle Obama y Jennifer Lopez en los premios Grammy 2019. AFP

Pero Dugan no llegará a hablar en una gala de los Grammy. Lo ha hecho este jueves, en el programa Good Morning America con el que se despierta Estados Unidos. Dugan apareció en el plató acompañada por su abogado para una entrevista. Su relato de las últimas semanas es que el jefe legal de la institución intentó propasarse con ella la primera vez que quedaron a cenar. “Fue un movimiento para dejar claro su poder desde el principio”. Que ella se quejó sobre la cultura de machismo en la empresa y fue por eso por lo que la suspendieron. Y que la queja contra ella fue de una asistente de dirección que no quería que la sustituyeran en el puesto. Dugan se presentó como una mujer muy curtida en la industria que creía en la Academia y tenía planes de cambiar una cultura tóxica, y por eso la han echado. Asegura que la amenazaron con arruinar su reputación.
Eso lo dijo en televisión. Pero el martes anterior, Dugan presentó una demanda explosiva en los juzgados en la que asegura que en la Academia se encontró un ambiente “tóxico e intolerable”, que quería “hacer cambios desde dentro” y las viejas estructuras de la institución se lo impidieron. En la demanda detalla los supuestos avances sexuales del ejecutivo en cuestión. Dice que le pidieron que le diera a Portrow un contrato de asesoramiento de 750.000 dólares al año. Dice además que hay “escandalosos conflictos de interés” entre los miembros de la dirección, que hacen negocio con la institución. Habla de corrupción en el sistema de votación de los Grammy. Y además, asegura que se enteró de que había una denuncia por violación contra Neil Portrow. El exdirectivo ha negado la acusación y ha dicho que es “absurdo y falso”.
De qué manera se trasladará todo esto, o nada, a la gala del domingo es aún un misterio. Las mujeres de la música (Billie Eilish, Ariana Grande y Lizzo son los fenómenos del año) no se han pronunciado. El espectáculo, por ahora, está en los juzgados y las televisiones. El domingo, la industria de la música se pondrá de nuevo sus mejores galas y sonrisas y hará el mejor show posible para refrescar la ilusión del público un año más. Entre bambalinas, vuelan los cuchillos.


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