La pandemia también cercenó la libertad de expresión

Estudiantes en la plaza de la República de París durante la manifestación en protesta por el asesinato del profesor Samuel Paty, en octubre pasado.
Estudiantes en la plaza de la República de París durante la manifestación en protesta por el asesinato del profesor Samuel Paty, en octubre pasado.CHARLES PLATIAU / Reuters

El año de la pandemia, un 2020 marcado por los confinamientos y el cierre de la vida pública, el ocio y la cultura, fue difícil para los artistas. No solo porque muchos de ellos no pudieron ganarse la vida con su trabajo; también, y esto es lo que más ha sorprendido a la organización Freemuse, porque es el año en el que han recopilado más casos de violación de la libertad artística. Son 978 en 89 países, y muestran un catálogo de ataques a la libertad de expresión: desde obras dañadas o destruidas hasta el asesinato, pasando por la censura, la prohibición de viajar, las amenazas, el procesamiento o el encarcelamiento. “Vemos tendencias alarmantes. En 2020 el derecho de los artistas a crear se ha visto todavía más restringido”, señaló Srirak Plipat, director ejecutivo de Freemuse, durante la presentación este miércoles del informe El estado de la libertad artística 2021.

La investigación de Freemuse, una organización con sede en Dinamarca y que ejerce de consultora para la Unesco, concluye que, mientras estuvieron en el “limbo” del confinamiento, los artistas se vieron todavía más sujetos a censura y a ser acusados de delitos que les llevaron a la cárcel. “El informe de este año ilustra un aumento del uso indebido de la blasfemia, de la legislación antiterrorista y de las medidas contra la Covid-19 como pretexto para silenciar las voces disidentes de los artistas y de sus obras”, aseguró Plipat durante la presentación online, en el marco del festival Re:Writing the Future, que se celebra en Berlín. En 2018 el informe analizó 673 casos de ataques a la libertad de expresión artística en el mundo. En 2019 fueron 711. El trabajo recoge que en el año de la pandemia 17 artistas fueron asesinados en seis países (11 de ellos en México); 82 fueron encarcelados; 133 detenidos y 107 procesados.

Por regiones, Europa es la que concentra más casos: el 26%. Los países con más ataques a la libertad artística son Turquía (72), Francia (40), Rusia (31), Reino Unido (25), Bielorrusia (22) y Polonia (12). Plipat no mencionó a España durante la presentación, pero el informe sí recoge dos casos de encarcelamiento, que según explica Alberto González Pulido, consultor que representa a la organización en España, corresponden con los casos del rapero mallorquín Valtònyc —que huyó a Bruselas en 2018 tras ser condenado por las letras de sus canciones— y del también rapero Pablo Hasél. “En los últimos cinco años España ha condenado a 14 raperos a penas de cárcel por enaltecimiento del terrorismo a través de las letras de sus canciones”, asegura el estudio. Los otros 12 son los miembros del colectivo La Insurgencia, que no llegaron a entrar en prisión al ver reducidas sus condenas de dos años a seis meses.

Rusia y Bielorrusia son los únicos Estados de la región europea a los que la organización dedica un capítulo aparte como “países que preocupan”. El resto son Bangladesh, Brasil, China, Cuba, Egipto, India, Irán, Kenia, Kuwait, Nigeria, Turquía, Uganda y Estados Unidos.

El informe asegura que al menos 33 artistas han sido detenidos, procesados o encarcelados por delitos relacionados con el terrorismo en el mundo, ofensas que se emplean “para oprimir a las voces opositoras y minoritarias”. La mayor parte de estos casos se han producido en Turquía. Pero hay muchos más motivos o pretextos para impedir la libertad artística. La religión es uno de los más citados. El informe destaca que 40 artistas sufren consecuencias legales por “herir los sentimientos religiosos”. Uno de ellos es el cantante nigeriano de gospel Yahaya Sharif-Aminu, que fue condenado a muerte por compartir en whatsapp una canción que las autoridades consideraron blasfema contra el profeta Mahoma. “La muerte del profesor francés Samuel Paty tras haber usado una viñeta de Mahoma de Charlie Hebdo en su clase ejemplifica que los supuestos insultos a la religión todavía suponen una amenaza extrema para la vida humana”, asegura el estudio.

En 2020 también se registraron 98 ataques a artistas LGTBI. Más de la mitad (el 52%) se produjeron en países que no tienen leyes que criminalizan la homosexualidad. En los que sí las tienen, como Rusia, el informe destaca que el 91% de las agresiones las perpetraron las autoridades gubernamentales. Entre los casos documentados de ataques homofóbicos en 2020 se encuentra el del bailarín y coreógrafo sudafricano Kirvan Fortuin, que fue apuñalado en el pecho y murió de camino al hospital. También aparece el de Sarah Hegazi, escritora egipcia que fue arrestada en septiembre de 2017 por ondear una bandera arcoiris en un concierto. Tras pasar tres meses en la cárcel, durante los que fue violada, emigró a Canadá. Pero quedó marcada por lo sucedido y se suicidó en junio del año pasado.

La artista visual Shurooq Amin relató durante la presentación del informe su experiencia del año pasado en su país, Kuwait. El Gobierno prohibió una exposición de sus obras al considerarla pornográfica. Incluía imágenes de mujeres en bikini y de hombres bebiendo alcohol, que es ilegal en Kuwait. “Entraron varios hombres y empezaron a descolgar los cuadros de las paredes de la galería”, contó por videoconferencia. La artista apenas ha vuelto a trabajar. Asegura que, aunque no ha sido condenada, la presión es continua. Ninguna galería se atreve ahora a exponer su trabajo y su nombre está “en una lista negra”.


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