Colchoneros: ¿Con quién vais, City o Real Madrid?

La pregunta sin resolver 30 años después

En el diccionario de la Real Academia Española hay tres acepciones para la palabra éxtasis. La primera dice “Estado placentero de exaltación emocional y admirativa”, acompañada del ejemplo “Contemplaba en éxtasis aquel cuadro”. La segunda dice “Estado del alma caracterizado por cierta unión mística con Dios mediante la contemplación y el amor, y por la suspensión de los sentidos”. Un buen ejemplo, que me ha enseñado mi hijo mayor que estudió Bellas Artes, es el grupo escultórico “Éxtasis de Santa Teresa” de Gian Lorenzo Bernini. Obra maestra del Barroco, ya tengo deberes para la próxima vez que visite Roma. El tercer significado es mucho más mundano “Droga sintética que produce efectos alucinógenos y afrodisíacos”.

Ayer se cumplieron treinta años de la mítica Copa 92 que vencimos al Real Madrid en su estadio. En todo este tiempo, cuando me han preguntado que sentí al marcar aquel gol por la escuadra a Paco Buyo en el minuto 27, siempre he dado la misma respuesta: “Si existe el éxtasis, fue lo que sentí en aquel momento. Entré en una dimensión diferente”. Os invito a que veáis mi celebración, el instante en el que celebro con mis compañeros. Os hago la pregunta del millón que tantas veces me he hecho a mí mismo: ¿Cuál de las tres definiciones representa mejor mi cara? ¿Exaltación placentera-emocional, fervor religioso o droga afrodisíaca? La verdad es que todas definen a la perfección lo que es el Atlético de Madrid. La RAE debería incluirnos como cuarta acepción en el diccionario.

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Mil y una veces también me han preguntado si cambiaría la Copa 92, vencida al eterno rival y en su propia casa, por haber ganado una Champions con el Atleti. Por ejemplo en una gran final contra el Manchester United. Yo, que sé lo que es vencer una Champions en una final épica contra el Bayern de Munich, con remontada y rompiendo todos los pronósticos, soy el único cualificado para responder. La respuesta es simple: No. Ni de coña. ¡Jamás! Lo que sentí aquel día en el Santiago Bernabeu es algo que no he vuelto a sentir y soy consciente que nunca más lo haré. Todo lo que aquello significó para mí y para la afición rojiblanca no se puede comprender desde la simple lógica. No hay mayor error en la vida que confundir el precio con el valor. Mucha gente mira los títulos como si fueran números de una hoja Excel, pero el verdadero significado trasciende la razón.

En efecto amigos, ser del Atleti es entrar en otra dimensión. Mis felicidades de corazón para toda la familia rojiblanca: nuestra niña preciosa ha cumplido 30 años.




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