La Real, al ritmo de Odegaard


Martin
Odegaard confirmó con su sobresaliente actuación ante el Atlético de Madrid que es uno de los jugadores más en forma de la Liga, quizá la sensación del campeonato, y, desde luego, el líder de la Real por lo menos en este buen arranque liguero. A nadie ha sorprendido su capacidad para distribuir desde atrás y buscar el último pase entre líneas, pero todos están gratamente sorprendidos con la capacidad de trabajo y el nivel físico que está exhibiendo. Nada es fruto de la casualidad. Sólo hay que ver cómo ha evolucionado su físico para reparar en que hay muchas horas de gimnasio detrás.



Odegaard es uno de los cuatro realistas que ha disputado los 360 minutos celebrados hasta la fecha, junto a Moyá, Zubeldia y Oyarzabal. Es el máximo goleador del equipo con dos tantos, los que celebró ante el Mallorca y el Atlético.

Pero hay otros dos datos que ilustran a la perfección lo que representa Odegaard en la Real. Es el segundo mejor regateador de la Liga, con tres quiebros por encuentro para un total de 12, sólo superado por Fekir, del Betis (18). Saúl conoce a la perfección esa habilidad del noruego, que no tuvo problemas para superar con gambetas al atlético cuando fue a buscarle.

Pero es que también es un jugador que recorre una media de más de 12 kilómetros por encuentro, registro al que llegan muy pocos jugadores. Contra el Atlético fueron 12,5. De hecho, en la Real manejan que es el jugador de Primera con mayor distancia recorrida. Esto evidencia una extraordinaria capacidad aeróbica, labrada los últimos años. Los propios técnicos, médicos y fisios del club están felizmente alucinados con la capacidad y los registros que está dando el noruego.

Su trabajo físico “extra”

Odegaard lo explica de esta manera: “Hago trabajo extra por mi cuenta, es algo que siempre he hecho. Soy un profesional al que le gusta entrenar mucho y siempre intento dar el máximo en todos los entrenamientos para poder aguantar el partido entero”. En Zubieta tiene un plan individualizado de fuerza, prevención y recuperación y algunas tardes se queda con el preparador Iñigo
Almandoz en el gimnasio, como sus compañeros. Y luego se lo trabaja por su cuenta.

También vigila al máximo su alimentación, a su juicio “fundamental” para un deportista y “otro de los aspectos de mi vida personal que intento cuidar mucho, es lo que hay que hacer para jugar en un club como la Real”.

En Donostia, además, ha encontrado una ciudad a su medida. Vive en la zona de hospitales, apartado del centro, al que, no obstante, gusta de acudir con regularidad para conocer mejor su lugar de residencia. Como ha vivido fuera de casa, de su país, y alejado de su familia desde los 15 años, ha desarrollado una personalidad madura a pesar de su corta edad. Vuelca su vida hacia su profesión y el hecho de poder expresarse ya en castellano le está ayudando mucho para aclimatarse al vestuario.

Los 35.000 espectadores de Anoeta gozaron con su gol, con su participación en el segundo y con esa habilidad de ‘limpiarse’ rivales en conducción, pero también viendo cómo robaba el balón echándose al suelo a los rivales. Todos bailaron a su son.


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