La Real, en la solapa de una víctima del holocausto

Las fotos antiguas suelen esconder detalles inesperados. Sorpresas que a veces, saltan a la vista casi al primer vistazo y en otras, exigen una observación más detenida. Es difícil que a la mirada un aficionado txuri urdin se le escape una insignia con el escudo de la Real, aunque esta aparezca en la solapa más imprevista. Por ejemplo, en la de una víctima de Auschwitz.

La cuenta de Twitter del Memorial del campo de concentración publicó este martes la foto de Jirí
Popper, asesinado por los nazis a los 20 años. Nacido en Praga en el año 1923, en julio de 1943 fue deportado junto a sus padres Karel y Marie
Popperová desde la capital checa al guetto de Terezín, a unos 60 kilómetros, al igual que unas 150.000 personas. Dos meses más tarde, los tres fueron trasladados a Auschwitz junto a otras 2.480 personas, de las que sólo sobrevivieron 32.

Jirí Popper, víctima de Auschwitz, con una insignia de la Real en la solapa
Jirí Popper, víctima de Auschwitz, con una insignia de la Real en la solapa

El Memorial quiso recordar a Popper y el ‘tweet’ no tardó en llenarse de comentarios de realistas curiosos. ¿Por qué lleva un pin de la Real? No hay una explicación clara, pero sí una teoría más o menos convicente, expuesta por el propio club. En el día de Navidad del año 1923, el conjunto txuri urdin recibió en Atotxa al Deutscher de Praga, un equipo formado principalmente por jugadores judíos. El encuentro finalizó con el resultado de 1-3, aunque un día más tarde la Real consiguió imponerse al día siguiente por 3-0.

En el año 1924, los realistas, dirigidos por el húngaro Lippo
Hertzaka, devolvió visita a Praga, como parte de una gira que estaba realizando por varios países del centro de Europa (Alemania o Hungría, entre otros). El resultado fue de 11-1.

Así, la teoría más sólida sería que la Real obsequiase a los futbolistas de aquel Deutscher de Praga, que actualmente milita en categorías Sub-20, con insignias del club y que alguna de ellas acabase en la solapa de Popper, nacido precisamente el mismo año en el que se disputaron los dos encuentros de Atotxa. 97 años después de aquella cita, la casualidad y las nuevas tecnologías se dieron la mano para desvelar a la afición txuri urdin este relato de su historia.


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