La Reserva Federal (Fed, banco central de EE UU) ha confirmado este miércoles que mantendrá los tipos de interés, aunque apunta ya a finales del año que viene para llevar a cabo las primeras subidas de los mismos. Por ahora, la Fed seguirá con los tipos en la horquilla de entre el 0% y el 0,25% y continuará comprando deuda al mismo ritmo que en los meses precedentes. Sin embargo, “si el progreso continúa en general como se esperaba, el comité considera que pronto se justificará una moderación en el ritmo de compra de activos”, ha señalado en un comunicado. La institución ha decidido modificar sus previsiones de inflación y crecimiento por el impacto negativo de la variante delta del coronavirus en la recuperación económica. La previsión de la tasa de inflación aumenta casi un punto, del 3,4% previsto al 4,2%, mientras que el PIB se revisa a la baja, hasta el 5,9% desde el cálculo del 7% formulado en junio. También eleva ligeramente la tasa de desempleo hasta el 4,8%, sólo 0,3% más de lo estimado en primavera.
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El banco central estadounidense ha reconocido que la inflación es “elevada”, muy por encima del 2% deseable a largo plazo, pero ha subrayado que gran parte del incremento registrado se debe a factores “transitorios” o estacionales. También considera que las condiciones financieras siguen siendo acomodaticias como resultado de las medidas de apoyo a la economía frente a la pandemia y el flujo de crédito a hogares y empresas. Aunque los sectores más afectados por la crisis sanitaria han mejorado, el aumento de casos de covid-19 ha ralentizado la recuperación, subraya el comunicado de la Fed. Aun así, la entidad empieza a marcar también el camino a una gradual relajación de los estímulos, reduciendo las compras de deuda primero. Además, la mitad de los 18 miembros del comité apuntan a posibles subidas de tipos de interés a finales del año que viene.
La decisión se ha tomado después de dos días de reunión del Comité Federal de Mercado Abierto del organismo (FOMC, en sus siglas inglesas), que ha optado por la prudencia que suele abrazar el presidente de la Fed, Jerome Powell. Es un camino parecido al seguido en Fráncfort por Christine Lagarde, que ha decidido rebajar las compras mensuales de deuda, pero seguir con el programa de emergencia por la pandemia. Sobre la decisión de Powell pesan la incertidumbre sobre el gasto fiscal de EE UU, la sacudida de la inmobiliaria china Evergrande y su impacto en Wall Street, el repunte veraniego de la inflación y el frenazo en la creación de empleo de agosto. Todos esos elementos proyectaban muchas sombras sobre las decisiones de la Fed, que hasta ahora ha decidido mantener bajos los tipos de interés a largo plazo. A un ritmo mensual de compra de bonos de 120.000 millones de dólares, la Fed ha mantenido a flote la economía de EE UU durante el año y medio de pandemia. En esta reunión, no ha cambiado el rumbo, pero ha advertido de que puede reducir la velocidad.
El impacto de la variante delta, que desborda los hospitales en algunos Estados del país, añadía una incógnita más al corto plazo, por lo que la reunión de la Fed no discutía el objetivo, sino los tiempos. Las turbulencias citadas han diferido hasta la próxima reunión de noviembre la respuesta, según el pronóstico de muchos expertos, que apuntaban al tramo final del año como plazo más probable para anunciar la progresiva desconexión del respirador mecánico conectado en marzo de 2020. La Fed ha confirmado este miércoles que espera iniciar “pronto” la retirada, sin especificar una fecha concreta, a través de la reducción en el volumen de compra mensual de bonos. Jerome Powell, presidente de la Fed, ha corroborado el calendario, señalando que la reducción del ritmo de compras se decidirá en la próxima reunión, prevista entre el 2 y el 3 de noviembre.
“Los participantes consideraron en líneas generales que si la recuperación sigue su curso, un proceso de tapering [retirada progresiva de estímulos] gradual que concluya en torno a la mitad del año que viene es probablemente apropiado”, ha explicado Powell en conferencia de prensa. Para tomar esa decisión, ha indicado, la Fed no necesitará un informe de evolución del empleo especialmente positivo, sino simplemente uno “decente”.
El tsunami provocado en las bolsas mundiales por el colapso del gigante chino Evergrande hizo que el índice S&P registrase bajadas en 10 de las últimas 12 sesiones -una caída en barrena desde niveles de máximos-, si bien este miércoles todos los índices subían en Wall Street pese a que el dólar perdía terreno. Al mesurado optimismo contribuye la aprobación por la Cámara de Representantes del aumento del techo de la deuda, para evitar el cierre de la Administración, si bien debe conseguir aún el visto bueno del Senado. El propio Powell ha señalado hoy que reviste una importancia “crucial” elevar el techo de la deuda cuanto antes “para que el país pueda seguir pagando sus facturas”. El horizonte de un posible aumento fiscal a las rentas altas, para sufragar los colosales planes de infraestructuras y sociales de Joe Biden, ha contribuido también al nerviosismo bursátil. Tras la reunión de la Fed, Wall Street ha vuelto al verde: el Dow Jones ha subido un 1,41%; el S&P, un 1,31%, y el Nasdaq, un 1,34%.
Con respecto a la retirada de estímulos, varios expertos optaban por que la señal emitida hoy por la Fed tendría la forma de “aviso anticipado”, la prometida por Powell desde que el Comité Abierto anunció la orientación futura para las compras de activos el pasado mes de enero. La semana pasada, recuerda Tiffany Wilding, de la gestora de fondos PIMCO, algunos medios de comunicación sugirieron que los funcionarios de la Fed “esperan un taper en noviembre”. “Sin embargo, como esto coincide con la llamada fecha X del techo de la deuda del Tesoro -la fecha en la que se quedará sin financiación-, sospechamos que la decisión de tapering se retrasará hasta la reunión de diciembre”, consideraba la analista de PIMCO en vísperas de la reunión de la Fed.
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